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trichechusmanatus@gmail.com
Dramaturgo, director y docente teatral jubilado por más de 30 años. Se formó en los talleres de Zacarías García y el maestro Ricardo Acosta. Hombre del magisterio, realiza su labor en el Liceo Simón Rodríguez (Sarría), el Liceo Andrés Bello y el Liceo Gran Colombia de donde surge su grupo "Manatí" que dirige junto al profesor José Luís Lugo. Coordinador Zonal de Artes Escénicas.
Sus obras de teatro: Seccional N° 4, Una flor para Martí, Isadora, Lupe, Teresa, Secretarías de barra, ¿Quieres jugar?, Bruja, Azul, Primer día de clases, Cantata para César Rengifo, Pocaterra, Reverón, una serie de obras del proyecto "Tercer escalón", entre otras.
CANTATA
PARA
CÉSAR RENGIFO
(2010)
SALÓN MÚLTIPLE DE UN GERIÁTRICO. LOS INTERNOS ESTÁN DISPUESTOS EN SUS
SILLAS ESPERANDO SU TURNO PARA PARTICIPAR. ENTRA EL DIRECTOR DEL SERVICIO PARA
INICIAR EL ACTO HOMENAJE A CÉSAR RENGIFO A LOS 30 AÑOS DE SU MUERTE. HABLA AL
PÚBLICO.
DIRECTOR: Sean bienvenidos a este modesto
recinto geriátrico. Lugar de estar y morada para las personas que lo han dado
todo en la vida y ahora disfrutan en paz, de sus diáfanos recuerdos, quienes
pueden hcerlo. Iniciaremos pues, este homenaje al
padre de la dramaturgia contemporánea venezolana, el maestro César Rengifo.
Para ello invitaremos a la señora Virginia López, para que nos muestre la
semblanza del artista. Un aplauso para ella.
(APLAUSOS. VIRGINIA SIGUE EN SU SILLA SENTADA. EL ASISTENTE, LA CONDUCE
HASTA EL CENTRO DEL ESCENARIO. VIRGINIA RECITA PALABRAS DE SU PROPIA CREACIÓN,
COMENZANDO POR YO CONOCÍ A CÉSAR RENGIFO. CONCLUYE LA BELLA ALOCUCIÓN.
PLAÑIDERAS LANZAN SUS GEMIDOS. SIENDO CONDUCIDAS ENTRE FAROLITOS Y QUINQUÉ,
HACIA LA ESCENA FORMANDO UN CÍRCULO. VOCES SE ESCAPAN)
VOZ 1: ¡Ya eres Brusca Martínez en la
tierra que retiene tu paz y tu violencia!
VOZ 2: ¡Nunca sabré qué fue de
Guadalupe, el hijo cuya ausencia me ensombrece!
VOZ 3: ¡Ahora el pueblo tiene que hacer
de nuevo duros caminos para su esperanza!
VOZ 4: ¡Vuelve Zamora! ¡Ezequiel
Zamora!
VOZ 5: Brusca Martínez, tu amarga voz,
la escucho clamanado por las calles.
VOZ 6: ¡Vuelve Zamora! ¡Ezequiel
Zamora!
VOZ 7: Brusca Martínez, voz de
trincheras y caminos.
VOZ 8: ¿Por qué te viniste sola sin
avisar?
VOZ 9: ¡Oí que había regresado!
VOZ 10: ¡Anoche pasó por la calle de abajo como una
sombra!
VOZ 11: ¡Unos arrieros lo vieron!
VOZ 12: ¿Está vivo?
VOZ 13: ¡Sí lo está, muchos lo han visto!
VOZ 14: ¿Quién te asegura que es verdad?
VOZ 15: ¡Déjame con mi esperanza, no me la quites!
VOZ 1: ¡Malhaya sea quien te ha contado
esas histórias!
VOZ 2: ¡Desde este pueblo salieron tras
de Zamora!
VOZ 3: ¡Una mañana de 1858, mi hijo
también se fue!
VOZ 4: ¡Malhaya sea que no vuelven
nuestros hijos!
VOZ 5: ¡Viva Zamora!
TODAS: ¡Viva Ezequiel Zamora!
(PAUSA)
BRUSCA: ¿Tranquilas? Hay miles de tumbas con huesos y hormigas. Y
en las trincheras hombres muertos…
Yo los vi. Eran mis cuatro hombres… Jacinto tenía el chopo apretado contra el
pecho y sonreía… Carmelo estiraba los brazos hacia adelante y su penacho
amarillo, estaba tinto de sangre… Jacinto cayó boca abajo, abrazando la tierra…
¡Cómo quería la tierra!... Bonifacio en las empalizadas, trataba de buscarse
las piernas que la metralla le había llevado… ¡Yo los vi! Arriba volaban los
zamuros… (RÍE.
DETIENE LA RISA) ¿Quién dijo
que eran los míos? (CON IRA) ¿Quién dijo? ¡Ninguno de ellos era
hijo mío!
TODAS: ¡Cálmate Brusca!
BRUSCA: ¡No soy Brusca! ¡Soy la Rompe Fuegos y con el grado de
Comandante de las Guerrillas del Centro!
BEGOÑA: Ilumina tu cerebro… Eres Brusca Martínez… Todas esas
cosas pasaron… Ya no hay guerra. Zamora murió en San Carlos.
BRUSCA: ¿Quién murió? (VIOLENTA) ¿Zamora? (RISA) Eso quisieran los Oligarcas para gozar
y poner un baile… Yo acabo de verlo en la trinchera ordenando con voz de bronce
¡Fuego cerrado, fuego cerrado!
BEGOÑA: Una bala lo derribó para siempre.
BRUSCA: ¡Puta embustera! ¡No hay traidor que lo acierte! ¿Oyes?
BEGOÑA: El hijo de Teresa y el alpargatero lo enterraron. ¡Zamora
Muerto! Muerto para siempre y los ricos se entendieron. Un viejo soldado
federal me contó todo. Nada ha cambiado. ¡Toda la ruina de Venezuela se ve en
su alma!
BRUSCA: ¿Escucha? ¿Escuchas el clarín de la tropa federal?
Aniquilaremos a la serpiente… La oligarquía es una serpiente enroscada en torno
del pueblo… Zamora le aplastará la cabeza.
BEGOÑA: Brusca, hay sangre bajo sus cabellos. El cielo, que está
rojo, lo ilumina. ¿Qué bala pudo herirlo?
BRUSCA: Él Sólo está dormido…
BEGOÑA: Mucho les pesará, porque es un árbol de pájaros y raíces.
AMBAS: Avivan las candelas / Al viento
Barinés.
SE ESCUCHA EL HIMNO DE LA FEDERACIÓN. MARCHAN EN LUGARES DIFERENTES. EL
ASISTENTE SUENA UN PITO. ESTÁTICOS.
MADRE: Las mujeres de Quebrada Amarilla, que bajaron hace
rato, me dijeron que para el pueblo no se puede pasar, todo está lleno de
tropas y avanzadas. Se preparan para otra batalla. (MIRA A GEMA) ¿Qué haces allí Gema? (GEMA MUESTRA UN
RETRATO) ¿Qué es eso? ¿Un
santo?
GEMA: ¡No! ¡Es Ezequiel
Zamora!
MADRE: ¡Muchacha ten cuidado!
GEMA: Lo repartieron los Federales cuando
pasaron por El Real. Lo pondré en el altar.
MADRE: Muchacha, Zamora es de carne y hueso, no es un
santo. Es peligroso.
GEMA: ¿Peligroso? Yo quiero a Zamora.
MADRE: ¿Por qué?
GEMA: Su nombre es como un clarín… suena… (SALIENDO) Lo amo, mamá.
MADRE: ¡Muchacha! ¡Gema, tóma tu remedio! ¡Eso es
peligroso, Gema!
MUJER: (ENTRANDO) ¿Qué es peligroso?
MADRE: Nada. ¿Si desea sentarse y descansar un poco?
MUJER: ¿Descansar? La lucha aguarda. Sólo pasé para pedir que
los que viven en este rancho ayuden a Zamora. Qué no lo dejen solo. Su pelea es
la pelea de todos. Grítenlo para que sus voces suban al cielo. Dios en lo alto,
oye la voz del pueblo. Todos transformará en un incendio, pero de sus cenizas
nacerá la libertad, la justicia, la igualdad.
MADRE: ¿Igualdad?
MUJER: ¡Vayamos a Caracas a instaurar la libertad
sobre la tumba de los oligarcas! Todos los humildes iremos, pata en el
suelo, tras la bandera de Zamora. ¡Mañana será la batalla! ¡El pueblo
vencerá!
(SALE)
MADRE: Padre está buscando agua y no viene. Qué no busque
a su hija Gema, porque se va a molestar. Ella salió
con esa bendita foto de Esequiel Zamora.
SONIDOS TOMAN LA
ESCENA
CORO: Oye con atención mujer, tú que
eres madre. Tu hija salió corriendo tras la bandera de Zamora. No llegará muy
lejos. Su cabeza atolondrada será un blanco perfecto para el
enemigo.
MADRE: ¿Dónde está Gema?
CORO: Su cuerpo ya no es vírgen. Un
soldado del gobierno robó su flor. Abrió sus piernas y tomó brutalmente su
inocencia. Ella gritaba por Zamora con gritos desgarrantes, desesperados. Murió
en el acto. La Gema, la piedra preciosa, murió en los brazos del
enemigo.
MADRE: ¿Dónde está Gema? ¡Quiero ver su cuerpo! ¡Hija!
CORO: Ven, camino Al Paso, quedó
tendida.
UNA DANZA. ENCUENTRO DE MADRE E HIJA. CONCLUYE. SE LEVANTA UNA RESIDENTE.
MAYUYA: ¡Por fin encontré la cueva del brujo! ¿Tú eres el qué…? (COMO HIPNOTIZADA) ¡Pues yo ahora te dormiré! (CON LAS TIJERAS
HACE PÉNDULOS DE HIPNÓSIS) Ahora
te volveré árbol…
CORO: Mayuya, deja esas tijeras…
MAYUYA: ¡Hablas para engañarme! ¡Tú eres un árbol y te voy a
podar porque tienes mucho guatepajarito! Ah… (HACIA EL PÚBLICO) Mejor le cortaré el cabello a esa dama
que está sentada allí… ¡Zuas! ¡Zuas!
EL CORO DE MUJERES LA DETIENE. LE QUITA LAS TIJERAS. ELLA PONE RESISTENCIA,
PERO LA VENCEN Y LA SIENTAN EN SU LUGAR. CANTA ELIZABETH. CONCLUYE.
EIIZABETH: Cuando César vivía al lado de mi casa, me invitó para
posar uno de sus cuadros…
CANTA QUIEREME MUCHO. SE UNE EL CORO DE VOCES. CONCLUYEN.
CORO: Cargados de nubes y polvos de
estrellas por los cielos vamos buscando la tierra.
VOZ: ¿Dónde está la
tierra?
CORO: ¿Allá está? ¡Redonda! ¡Cubierta
de mares, de nieblas, de verdes! ¡Es como una fruta
colgada de un sueño! ¿La miran? ¡Es
bella!
VOZ: ¿Quién vive en la
tierra?
CORO: ¡Seres y más seres! ¡Arañas!
¡Culebras! ¡Gaviotas, arditas, cabras y mosquitos, y algunos que creen ser algo
distinto!
VOZ: ¿Quiénes creen eso?
CORO: ¡Los hombres!
VOZ: ¿Los hombres?
¿Quiénes son los hombres?
CORO: ¡Animales raros! ¡Peléan, se
matan, se comen, se aman, odian, se acarician, construyen, destruyen, y mueren,
no más!
VOZ: ¿Por qué entonces
vamos a ver tal lugar?
CORO: ¡En él, una historia ya está
sucediendo y es bueno llegar!
VOZ: ¡Vamos pues, de
prisa que está amaneciendo y es bueno llegar!
ROSTROS OCULTOS ESTÁN EN EL FESTÍN. MARÍA ROSARIO NAVA LLEGA.
VOZ 1: ¡Tu nombre!
VOZ 2: ¡Tu nombre!
VOZ 3: ¡Tu nombre!
MARÍA: ¡Soy María Rosario Nava!
CORO: Merideña nacida y en Mérida apresada
este año diecisiete.
VOZ 1: ¡Un tribunal te juzga!
CORO: ¿Cuál es su delito?
VOZ 2: ¡Ser infidente al Rey!
VOZ 3: ¡Nuestro Señor Amado!
VOZ 1: ¡A quién Dios guarde siempre y
larga vida ceda!
VOZ 2: ¡Para bien de su imperio…
VOZ 3: …y de sus fieles vasallos!
CORO: Ella es una mujer de claros
procederes.
VOZ 1: ¡Pero guardó pasquines de letra
subversiva…!
VOZ 2: ¡…estalladoras armas…!
VOZ 3: ¡…y hierros ofensivos!
VOZ 1: ¡Además, tiene un hijo que
contra el Rey guerrea!
VOZ 2: ¡Nula carne rebelde que la horca
ya espera!
MARÍA: Mi hijo es un jardín de tréboles y
olivos, es como el albarregas: ¡Sonriente y decidido! En una
madrugada, cuando los frailejones abren entre la niebla sus transparentes
soles, lo tuve…
CORO: ¡Esta ciudad cantaba en sus
campanas!
MARÍA: En mi pulso fundíanse versos y
oraciones, porque era madre al fin y mi tierra, tranquila su semilla entregaba…
CORO: ¡Lo vimos nacer! ¡Tu hijo era un
geranio de ternuras y llamas!
MARÍA: ¡Eso era en la cuna! ¡Leche le di
colmada con el sol de estas montañas y él sonrió con sus nieves y luces
vegetales!
VOZ 3: ¡Pero volvióse duro cual la
piedra de milla y un día se te huyó!
CORO: ¡Conocemos la historia! ¿Por qué
huyó de tu amor, María Rosario Nava? ¿Qué lo apartó de ti? ¿Qué fuerza lo
llamaba?
MARÍA: Era un adolescente, cuando en Caracas,
lejos… estallaron las rosas de una palabra pura…
CORO: ¡Dijeron Libertad!
MARÍA: El la miró llegar sobre las altas
cimas, y deletreó sus formas de llamas y praderas.
CORO: ¿Y le entregó su amor?
MARÍA: ¡También a mí, me amaba!
VOZ 1: ¡Más te ocultó esa voz que ya lo
procuraba!
VOZ 2: ¿Por qué partió de tu hogar una
noche de relámpagos duros?
VOZ 3: ¿Sin que tú, lo miraras ni su
rumbo advirtieras?
VOZ 1: ¡Una noche de vientos y tejas empapadas, cuando en la
niebla herían finos cuchillos fríos! y ¿el mucujún oscuro en sus rocas bramaba?
MARÍA: ¿Libertad? Los esbirros del Rey a esa
palabra pura pusiéronle cadenas nuevamente.
CORO: ¡Sabemos como fue la quemante
represión de esos días!
MARÍA: Pero mi hijo alerta, supo que por el
sur Guerreros ya volvían y que entre sus pendones, la libertad flameaba…
CORO: ¡Su amor, la libertad!
MARÍA: Yo, que nada sabía de todo cuan
hermoso en ella se encerraba, busqué tres hombres rudos de la represión.
CORO: ¡No lo hagas María!
MARÍA: ¡A mi hijo buscad, pues no quiero
insurgentes con sangre y pulsos mios! ¡Soy súbdita del Rey, a él, la vida debo,
y haberes y descendencias! ¡Id presto a buscarle, y con ustedes que mi voz le
traiga!
VOZ 2: Bien estabas entonces, María
Rosario Nava.
VOZ 3: ¡De haberlo sabido el Rey, Noble
Señor, te hubiera compensado!
MARÍA: Yo era un cuerpo oculto por calles y
tinieblas. ¡Unos ojos vendados, por eso ante los
tronos, mi frente se inclinaba!
VOZ 1: ¡No denigres de ello!
VOZ 2: ¡Eras fiel y honrada!
MARÍA: ¡Cuando volvió mi hijo!
CORO: ¡En Puente real lo hayaron!
MARÍA: Corrió por las laderas del chama
turbulento.
CORO: Todo el aire eran disparos y gritos.
Tu hijo lanzóse a un barranco dando contra los riscos.
MARÍA: ¿Qué le ocurrió a mi niño?
CORO: Sus brazos fracturados y una
rabia imposible, en tu alcoba quedó como un jaguar cansado.
MARÍA: Toqué sus esperanzas y el hierro de
sus clavos, y vi entonces la espiga que en el alba asomaba. ¡Entonces, mis
vendajes cayeron frente a mi niño vivo!
VOZ 3: ¡Lo que dices te acusa!
VOZ 1: Allí comenzó tu culpa, María
Rosario Nava…
VOZ 2: …Con palabras el hijo te cambió
el pensamiento.
CORO: Toda la juventud de Mérida
marchaba tras de Bolívar
MARÍA: Mi hijo, sobre un lecho de tablas, sus
lágrimas cuajaba.
CORO: Cuando un pueblo guerrea,
siempre busca la paz.
MARÍA: Mi hijo, entre sus brazos rotos y el
sol que se marchaba, era una espiga de sal que se doblaba. Soñó con ser soldado
de paz y poesía, de los que hacen surgir del fuego, la luz de un nuevo día.
CORO: ¡No alistamos lisiados! ¿Con tus
brazos fracturados quién llevará tus armas?
MARÍA: El sueño, por su sangre, sin puertos
naufragaba…
CORO: Lloraste silenciosa, María
Rosario nava.
MARÍA: ¡Levántate! Le dije… Conozco quién te
llama. Tú irás sobre tus piés, yo llevaré tus armas.
VOZ 1: Estás condenada a muerte.
VOZ 2: Terrible ha de ser tu pena.
VOZ 3: Terrible, María Rosario Nava.
CORO: Qué importa.
MARÍA: Sí, qué importa… mi hijo en la lucha
está libre y mis brazos continúan armados.
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