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Especialista en Teatro Venezolano

miércoles, 17 de abril de 2013

José Gregorio Cabello




Cantata para Rengifo


Pocaterra (cantata teatral)





josegregoriocabello57@gmail.com
manati@canv.net
trichechusmanatus@gmail.com




Dramaturgo, director y docente teatral jubilado por más de 30 años. Se formó en los talleres de Zacarías García y el maestro Ricardo Acosta. Hombre del magisterio, realiza su labor en el Liceo Simón Rodríguez (Sarría), el Liceo Andrés Bello y el Liceo Gran Colombia de donde surge su grupo "Manatí" que dirige junto al profesor José Luís Lugo. Coordinador Zonal de Artes Escénicas.  
Sus obras de teatro: Seccional N° 4, Una flor para Martí, Isadora, Lupe, Teresa, Secretarías de barra, ¿Quieres jugar?, Bruja, Azul, Primer día de clases, Cantata para César Rengifo, Pocaterra, Reverón, una serie de obras del proyecto "Tercer escalón", entre otras.




CANTATA
PARA
CÉSAR RENGIFO
(2010)



SALÓN MÚLTIPLE DE UN GERIÁTRICO. LOS INTERNOS ESTÁN DISPUESTOS EN SUS SILLAS ESPERANDO SU TURNO PARA PARTICIPAR. ENTRA EL DIRECTOR DEL SERVICIO PARA INICIAR EL ACTO HOMENAJE A CÉSAR RENGIFO A LOS 30 AÑOS DE SU MUERTE. HABLA AL PÚBLICO.

DIRECTOR:     Sean bienvenidos a este modesto recinto geriátrico. Lugar de estar y morada para las personas que lo han dado todo en la vida y ahora disfrutan en paz, de sus diáfanos recuerdos, quienes pueden hcerlo. Iniciaremos pues, este homenaje al         padre de la dramaturgia contemporánea venezolana, el maestro César Rengifo. Para ello invitaremos a la señora Virginia López, para que nos muestre la semblanza del artista. Un aplauso para ella.    
                       
(APLAUSOS. VIRGINIA SIGUE EN SU SILLA SENTADA. EL ASISTENTE, LA CONDUCE HASTA EL CENTRO DEL ESCENARIO. VIRGINIA RECITA PALABRAS DE SU PROPIA CREACIÓN, COMENZANDO POR YO CONOCÍ  A CÉSAR RENGIFO. CONCLUYE LA BELLA ALOCUCIÓN. PLAÑIDERAS LANZAN SUS GEMIDOS. SIENDO CONDUCIDAS ENTRE FAROLITOS Y QUINQUÉ, HACIA LA ESCENA FORMANDO UN CÍRCULO. VOCES SE ESCAPAN)

VOZ 1:     ¡Ya eres Brusca Martínez en la tierra que retiene tu paz y tu violencia!

VOZ 2:     ¡Nunca sabré qué fue de Guadalupe, el hijo cuya ausencia me ensombrece!

VOZ 3:     ¡Ahora el pueblo tiene que hacer de nuevo duros caminos para su esperanza!

VOZ 4:     ¡Vuelve Zamora! ¡Ezequiel Zamora!
VOZ 5:     Brusca Martínez, tu amarga voz, la escucho clamanado por las calles.

VOZ 6:     ¡Vuelve Zamora! ¡Ezequiel Zamora!

VOZ 7:     Brusca Martínez, voz de trincheras y caminos.

VOZ 8:     ¿Por qué te viniste sola sin avisar?

VOZ 9:     ¡Oí que había regresado!

VOZ 10:   ¡Anoche pasó por la calle de abajo como una sombra!

VOZ 11:   ¡Unos arrieros lo vieron!

VOZ 12:   ¿Está vivo?

VOZ 13:   ¡Sí lo está, muchos lo han visto!

VOZ 14:   ¿Quién te asegura que es verdad?

VOZ 15:   ¡Déjame con mi esperanza, no me la quites!

VOZ 1:     ¡Malhaya sea quien te ha contado esas histórias!

VOZ 2:     ¡Desde este pueblo salieron tras de Zamora!

VOZ 3:     ¡Una mañana de 1858, mi hijo también se fue!

VOZ 4:     ¡Malhaya sea que no vuelven nuestros hijos!

VOZ 5:     ¡Viva Zamora!

TODAS:   ¡Viva Ezequiel Zamora!

                        (PAUSA)


BRUSCA: ¿Tranquilas? Hay miles de tumbas con huesos y hormigas. Y en las trincheras         hombres muertos… Yo los vi. Eran mis cuatro hombres… Jacinto tenía el chopo apretado contra el pecho y sonreía… Carmelo estiraba los brazos hacia adelante y su penacho amarillo, estaba tinto de sangre… Jacinto cayó boca abajo, abrazando la tierra… ¡Cómo quería la tierra!... Bonifacio en las empalizadas, trataba de buscarse las piernas que la metralla le había llevado… ¡Yo los vi! Arriba volaban los zamuros… (RÍE. DETIENE LA RISA) ¿Quién dijo que eran los míos? (CON IRA) ¿Quién dijo? ¡Ninguno de ellos era hijo mío!

TODAS:   ¡Cálmate Brusca!

BRUSCA: ¡No soy Brusca! ¡Soy la Rompe Fuegos y con el grado de Comandante de las Guerrillas del Centro!

BEGOÑA: Ilumina tu cerebro… Eres Brusca Martínez… Todas esas cosas pasaron… Ya no hay guerra. Zamora murió en San Carlos.

BRUSCA: ¿Quién murió? (VIOLENTA) ¿Zamora? (RISA) Eso quisieran los Oligarcas para gozar y poner un baile… Yo acabo de verlo en la trinchera ordenando con voz de bronce ¡Fuego cerrado, fuego cerrado!

BEGOÑA: Una bala lo derribó para siempre.

BRUSCA: ¡Puta embustera! ¡No hay traidor que lo acierte! ¿Oyes?

BEGOÑA: El hijo de Teresa y el alpargatero lo enterraron. ¡Zamora Muerto! Muerto para siempre y los ricos se entendieron. Un viejo soldado federal me contó todo. Nada ha cambiado. ¡Toda la ruina de Venezuela se ve en su alma!


BRUSCA: ¿Escucha? ¿Escuchas el clarín de la tropa federal? Aniquilaremos a la serpiente… La oligarquía es una serpiente enroscada en torno del pueblo… Zamora le aplastará la cabeza.

BEGOÑA: Brusca, hay sangre bajo sus cabellos. El cielo, que está rojo, lo ilumina. ¿Qué bala pudo herirlo?
               
BRUSCA: Él Sólo está dormido…

BEGOÑA: Mucho les pesará, porque es un árbol de pájaros y raíces.

AMBAS:  Avivan las candelas / Al viento Barinés.          

SE ESCUCHA EL HIMNO DE LA FEDERACIÓN. MARCHAN EN LUGARES DIFERENTES. EL ASISTENTE SUENA UN PITO. ESTÁTICOS.

MADRE:  Las mujeres de Quebrada Amarilla, que bajaron hace rato, me dijeron que para el pueblo no se puede pasar, todo está lleno de tropas y avanzadas. Se preparan para otra batalla. (MIRA A GEMA) ¿Qué haces allí Gema? (GEMA MUESTRA UN RETRATO) ¿Qué es eso? ¿Un santo?

GEMA:     ¡No! ¡Es Ezequiel Zamora!       

MADRE: ¡Muchacha ten cuidado!

GEMA:     Lo repartieron los Federales cuando pasaron por El Real. Lo pondré en el altar.
       
MADRE:  Muchacha, Zamora es de carne y hueso, no es un santo. Es peligroso.

GEMA:     ¿Peligroso? Yo quiero a Zamora.
       
MADRE:  ¿Por qué?
GEMA: Su nombre es como un clarín… suena… (SALIENDO) Lo amo, mamá.
       
MADRE:  ¡Muchacha! ¡Gema, tóma tu remedio! ¡Eso es peligroso, Gema!

MUJER: (ENTRANDO) ¿Qué es peligroso?

MADRE:  Nada. ¿Si desea sentarse y descansar un poco?

MUJER: ¿Descansar? La lucha aguarda. Sólo pasé para pedir que los que viven en este rancho ayuden a Zamora. Qué no lo dejen solo. Su pelea es la pelea de todos. Grítenlo para que sus voces suban al cielo. Dios en lo alto, oye la voz del pueblo. Todos transformará en un incendio, pero de sus cenizas nacerá la libertad, la justicia, la igualdad.

MADRE:  ¿Igualdad?

MUJER:   ¡Vayamos a Caracas a instaurar la libertad sobre la tumba de los oligarcas! Todos los humildes iremos, pata en el suelo,  tras la bandera de Zamora. ¡Mañana será la batalla! ¡El pueblo vencerá!

                        (SALE)

MADRE:  Padre está buscando agua y no viene. Qué no busque a su hija Gema,      porque se va a molestar. Ella salió con esa bendita foto de Esequiel Zamora.

                SONIDOS TOMAN LA ESCENA

CORO:     Oye con atención mujer, tú que eres madre. Tu hija salió corriendo tras la bandera de Zamora. No llegará muy lejos. Su cabeza atolondrada será un blanco perfecto para el enemigo.    

MADRE:  ¿Dónde está Gema?
CORO:     Su cuerpo ya no es vírgen. Un soldado del gobierno robó su flor. Abrió sus piernas y tomó brutalmente su inocencia. Ella gritaba por Zamora con gritos desgarrantes, desesperados. Murió en el acto. La Gema, la piedra preciosa, murió en los brazos del enemigo.     

MADRE:  ¿Dónde está Gema? ¡Quiero ver su cuerpo! ¡Hija!

CORO:     Ven, camino Al Paso, quedó tendida.

UNA DANZA. ENCUENTRO DE MADRE E HIJA. CONCLUYE. SE LEVANTA UNA RESIDENTE.

MAYUYA: ¡Por fin encontré la cueva del brujo! ¿Tú eres el qué…? (COMO HIPNOTIZADA) ¡Pues yo ahora te dormiré! (CON LAS TIJERAS HACE PÉNDULOS DE HIPNÓSIS) Ahora te volveré árbol… 

CORO:     Mayuya, deja esas tijeras…

MAYUYA: ¡Hablas para engañarme! ¡Tú eres un árbol y te voy a podar porque tienes mucho guatepajarito!  Ah… (HACIA EL PÚBLICO) Mejor le cortaré el cabello a esa dama que está sentada allí… ¡Zuas! ¡Zuas!
       
EL CORO DE MUJERES LA DETIENE. LE QUITA LAS TIJERAS. ELLA PONE RESISTENCIA, PERO LA VENCEN Y LA SIENTAN EN SU LUGAR. CANTA ELIZABETH. CONCLUYE.

EIIZABETH: Cuando César vivía al lado de mi casa, me invitó para posar uno de sus cuadros…

CANTA QUIEREME MUCHO. SE UNE EL CORO DE VOCES. CONCLUYEN.

CORO:     Cargados de nubes y polvos de estrellas por los cielos vamos buscando la tierra.
VOZ:        ¿Dónde está la tierra?

CORO:     ¿Allá está? ¡Redonda! ¡Cubierta de mares, de nieblas, de verdes! ¡Es como una fruta         colgada de un sueño! ¿La miran? ¡Es bella!

VOZ:        ¿Quién vive en la tierra?

CORO:     ¡Seres y más seres! ¡Arañas! ¡Culebras! ¡Gaviotas, arditas, cabras y mosquitos, y algunos que creen ser algo distinto!

VOZ:        ¿Quiénes creen eso?

CORO:     ¡Los hombres!

VOZ:        ¿Los hombres? ¿Quiénes son los hombres?

CORO:     ¡Animales raros! ¡Peléan,  se matan, se comen, se aman, odian, se acarician, construyen, destruyen, y mueren, no más!

VOZ:        ¿Por qué entonces vamos a ver tal lugar?
       
CORO:     ¡En él, una historia ya está sucediendo y es bueno llegar!

VOZ:        ¡Vamos pues, de prisa que está amaneciendo y es bueno llegar!

ROSTROS OCULTOS ESTÁN EN EL FESTÍN. MARÍA ROSARIO NAVA LLEGA.

VOZ 1:     ¡Tu nombre!

VOZ 2:     ¡Tu nombre!

VOZ 3:     ¡Tu nombre!

MARÍA:    ¡Soy María Rosario Nava!

CORO:     Merideña nacida y en Mérida apresada este año diecisiete.

VOZ 1:     ¡Un tribunal te juzga!

CORO:     ¿Cuál es su delito?

VOZ 2:     ¡Ser infidente al Rey!

VOZ 3:     ¡Nuestro Señor Amado!

VOZ 1:     ¡A quién Dios guarde siempre y larga vida ceda!

VOZ 2:     ¡Para bien de su imperio…

VOZ 3:     …y de sus fieles vasallos!

CORO:     Ella es una mujer de claros procederes.

VOZ 1:     ¡Pero guardó pasquines de letra subversiva…!

VOZ 2:     ¡…estalladoras armas…!

VOZ 3:     ¡…y hierros ofensivos!

VOZ 1:     ¡Además, tiene un hijo que contra el Rey guerrea!

VOZ 2:     ¡Nula carne rebelde que la horca ya espera!

MARÍA:    Mi hijo es un jardín de tréboles y olivos, es como el albarregas: ¡Sonriente y     decidido! En una madrugada, cuando los frailejones abren entre la niebla sus transparentes soles, lo tuve…

CORO:     ¡Esta ciudad cantaba en sus campanas!
MARÍA:    En mi pulso fundíanse versos y oraciones, porque era madre al fin y mi tierra, tranquila su semilla entregaba…

CORO:     ¡Lo vimos nacer! ¡Tu hijo era un geranio de ternuras y llamas!

MARÍA:    ¡Eso era en la cuna! ¡Leche le di colmada con el sol de estas montañas y él sonrió con sus nieves y luces vegetales!

VOZ 3:     ¡Pero volvióse duro cual la piedra de milla y un día se te huyó!

CORO:     ¡Conocemos la historia! ¿Por qué huyó de tu amor, María Rosario Nava? ¿Qué lo apartó de ti? ¿Qué fuerza lo llamaba?

MARÍA:    Era un adolescente, cuando en Caracas, lejos… estallaron las rosas de una palabra pura…

CORO:     ¡Dijeron Libertad!

MARÍA:    El la miró llegar sobre las altas cimas, y deletreó sus formas de llamas y praderas.

CORO:     ¿Y le entregó su amor?

MARÍA:    ¡También a mí, me amaba!

VOZ 1:     ¡Más te ocultó esa voz que ya lo procuraba!

VOZ 2:     ¿Por qué partió de tu hogar una noche de relámpagos duros?

VOZ 3:     ¿Sin que tú, lo miraras ni su rumbo advirtieras?

VOZ 1: ¡Una noche de vientos y tejas empapadas, cuando en la niebla herían finos cuchillos fríos! y ¿el mucujún oscuro en sus rocas bramaba?

MARÍA:    ¿Libertad? Los esbirros del Rey a esa palabra pura pusiéronle cadenas nuevamente.

CORO:     ¡Sabemos como fue la quemante represión de esos días!

MARÍA:    Pero mi hijo alerta, supo que por el sur Guerreros ya volvían y que entre sus pendones, la libertad flameaba…

CORO:     ¡Su amor, la libertad!

MARÍA:    Yo, que nada sabía de todo cuan hermoso en ella se encerraba, busqué tres hombres rudos de la represión.

CORO:     ¡No lo hagas María!

MARÍA:    ¡A mi hijo buscad, pues no quiero insurgentes con sangre y pulsos mios! ¡Soy súbdita del Rey, a él, la vida debo, y haberes y descendencias! ¡Id presto a buscarle, y con ustedes que mi voz le traiga!

VOZ 2:     Bien estabas entonces, María Rosario Nava.

VOZ 3:     ¡De haberlo sabido el Rey, Noble Señor, te hubiera compensado!

MARÍA:    Yo era un cuerpo oculto por calles y tinieblas. ¡Unos ojos vendados, por eso ante los       tronos, mi frente se inclinaba!

VOZ 1:     ¡No denigres de ello!

VOZ 2:     ¡Eras fiel y honrada!

MARÍA:    ¡Cuando volvió mi hijo!

CORO:     ¡En Puente real lo hayaron!

MARÍA:    Corrió por las laderas del chama turbulento.

CORO:     Todo el aire eran disparos y gritos. Tu hijo lanzóse a un barranco dando contra los riscos.

MARÍA:    ¿Qué le ocurrió a mi niño?

CORO:     Sus brazos fracturados y una rabia imposible, en tu alcoba quedó como un jaguar cansado.

MARÍA:    Toqué sus esperanzas y el hierro de sus clavos, y vi entonces la espiga que en el alba asomaba. ¡Entonces, mis vendajes cayeron frente a mi niño vivo!

VOZ 3:     ¡Lo que dices te acusa!

VOZ 1:     Allí comenzó tu culpa, María Rosario Nava…

VOZ 2:     …Con palabras el hijo te cambió el pensamiento.

CORO:     Toda la juventud de Mérida marchaba tras de Bolívar

MARÍA:    Mi hijo, sobre un lecho de tablas, sus lágrimas cuajaba.

CORO:     Cuando un pueblo guerrea, siempre busca la paz.

MARÍA:    Mi hijo, entre sus brazos rotos y el sol que se marchaba, era una espiga de sal que se doblaba. Soñó con ser soldado de paz y poesía, de los que hacen surgir del fuego, la luz de un nuevo día.

CORO:     ¡No alistamos lisiados! ¿Con tus brazos fracturados quién llevará tus armas?

MARÍA:    El sueño, por su sangre, sin puertos naufragaba…

CORO:     Lloraste silenciosa, María Rosario nava.

MARÍA:    ¡Levántate! Le dije… Conozco quién te llama. Tú irás sobre tus piés, yo llevaré tus  armas.

VOZ 1:     Estás condenada a muerte.

VOZ 2:     Terrible ha de ser tu pena.

VOZ 3:     Terrible, María Rosario Nava.

CORO:     Qué importa.

MARÍA:    Sí, qué importa… mi hijo en la lucha está libre y mis brazos continúan armados.

LA ESCENA ES UN PATÍBULO. EL PUEBLO LIBERA A MARÍA. TODOS LOS INTERNOS REGRESAN A SUS SILLAS CON ACTITUD DE SERES HUECOS. VACÍOS.




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