Datos personales

Especialista en Teatro Venezolano

domingo, 15 de abril de 2012

José Gregorio Cabello

  


Cantata para Rengifo


Pocaterra (cantata teatral)




josegregoriocabello57@gmail.com
trichechusmanatus@gmail.com




Dramaturgo, director y docente teatral jubilado por más de 30 años. Se formó en los talleres de Zacarías García y el maestro Ricardo Acosta. Hombre del magisterio, realiza su labor en el Liceo Simón Rodríguez (Sarría), el Liceo Andrés Bello y el Liceo Gran Colombia de donde surge su grupo "Manatí" que dirige junto al profesor José Luís Lugo. Coordinador Zonal de Artes Escénicas.  
Sus obras de teatro: Seccional N° 4, Una flor para Martí, Isadora, Lupe, Teresa, Secretarías de barra, ¿Quieres jugar?, Bruja, Azul, Primer día de clases, Cantata para César Rengifo, Pocaterra, Reverón, una serie de obras del proyecto "Tercer escalón", entre otras.
   


POCATERRA

Cantata Teatral
Homenaje al Escritor Venezolano

José Rafael Pocaterra

Abril de 1986




PERSONAJES:
CARCELERO 1
CARCELERO 2
GRUPO DE SERES, RESTO DE LA HUMANIDAD
POCATERRA
MUJER DEL CORO
CORO
ANTICORO
1 MUJER DEL CORO
2 MUJER DEL CORO
UN HOMBRE
UNA MUJER
LA SELECTORA

ÉPOCA: INTEMPORAL






ESPACIO VACÍO. DOS CARCELEROS ENTRAN A ESCENA. REVISAN TODO A SUS ALREDEDORES.

CARCELERO 1:
¡Qué pasen!

CARCELERO 2:
¿Estás seguro?

CARCELERO 1:
¡Qué pasen!

CARCELERO 2, VA HACIA LA ENTRADA. HACE SEÑAS Y APARECEN RESTOS DE PERSONAS. PEDACITOS DE MULTITUDES. MUÑECOS ROTOS, MUTILADOS.

CARCELERO 2:
¿No oyeron?
ENTRAN CON MUCHO TEMOR. ESTÁN PRESOS.

POCATERRA:
¿Dónde está el pueblo venezolano?

CARCELERO 1:
¡Cállate!

CARCELERO 2:
No estás para preguntas.


SIGUEN ENTRANDO PERSONAS. SE DISPONEN COMO UN CORO GRIEGO. CARACELEROS ENTRE SI.

CARCELERO 1:
¡Que empiecen ya!

CARCELERO 2:
(A LAS PERSONAS) Vamos, que empiece el ensayo. No hay tiempo que perder. Llegará de un momento a otro.


SE AGRUPAN. TODAS LAS MANOS SE ELEVAN IMPLORANDO LIBERTAD. SONIDOS GUTURALES SE VAN TRANSFORMANDO EN PALABRAS.


CORO:
PO – CA – TE – RRA.   PO – CA – TE – RRA.

POCATERRA:
Por el camino verdoso
está llegando la escuela,
tiene ojos sus huecos
de tanta hambre y secuela.


CORO:
PO – CA – TE – RRA.   PO – CA – TE – RRA.

POCATERRA:
Venezuela tiene hambre,
los tiranos la han saqueado,
sólo queda ya el hombre
frío, triste e indeseado.

CORO:
¡José Rafael Pocaterra!

ANTICORO:
De Valencia entre naranjas, Carabobo y guerra es.

CORO:
¡Un niño varón!

ANTICORO:
1889. Nació. Prosas llenas de decir traen sus manos.

CORO:
Prosas que defienden nuestra libertad.

CARCELERO 2:
¡Alto! Aquí no se habla de libertad.

CARCELERO 1:
¿Han cambiado el texto?

MUJER DEL CORO:
(Temerosa) ¡No!

CARCELERO 1:
¡Silencio, desgraciada!

POCATERRA:
Debemos proseguir con la obra, por favor.



CARCELERO 1:
¡Cállate! No eres tú, quién ordena. No estás en posición de mandar. Ahora obedeces… Ella pronto llegará.

POCATERRA:
Si, ahora gritas contra nosotros. Amenazas y obligas como si fuésemos títeres.

MUJER DEL CORO:
¡Tengo hambre!

1 MUJER DEL CORO:
¡No me gusta hacer teatro!

2 MUJER DEL CORO:
¿Qué pasará con nosotros?

CARCELERO 2:
¡Silencio! Prosigan el ensayo.

CARCELERO 1:
Mucho cuidado con lo que dicen. Los estamos vigilando.

UN HOMBRE:
¿Para quién será esta representación? Todo el pueblo murió.

POCATERRA:
¿Podrías responder? ¿Para quién? (PAUSA. HACIA UN HOMBRE). Para nuestros carceleros, buen hombre.

UN HOMBRE:
Estaba escondido entre escombros, de lo que quedó de mi casa… los cadáveres tendidos… Lloraba en silencio la impotencia de quedar vivo.

MUJER DEL CORO:
¿Por qué no pagaron la deuda externa? ¿Por qué llegamos a todo esto, señores? (DESESPERADA). ¿Esto es vivir?
POCATERRA:
Calma, mujer. Tenemos vida y mientras no nos la quiten, podemos seguir luchando.

1 MUJER DEL CORO:
No me gusta este teatro. Presiento que va a pasarnos algo.

MUJER DEL CORO:
¡Tengo hambre!
POCATERRA:
Calma, pues. ¿Qué podemos hacer? Esperen un poco. Después de la representación habrá comida, seguro.
(LOS CARCELEROS RÍEN)

2 MUJER DEL CORO:
¿Será cierto?

POCATERRA:
Debemos terminar este ensayo, que no sabemos si es nuestro debut y despedida.

MUJER DEL CORO:
Eres actor, verdad. ¿Cómo podremos seguir? Siento la muerte tan cerca. ¿Así cómo hacer teatro?

POCATERRA:
Puedes por ahora, aceptar la realidad. Ellos quieren teatro. Pido, por favor, que seas una cuerda de este instrumento.

MUJER DEL CORO:
(CON HUMILDAD): ¡Sea!

CARCELERO 1:
¡Silencio! Eso no está en la obra. No lo recuerdo. Deben ensayar.

CORO:
¡Libertad! ¡Libertad!
ANTICORO:
Ha muerto tu padre, José Rafael.

1 MUJER DEL CORO:
¿Qué voy a hacer con José Rafael, mamá?

2 MUJER DEL CORO:
Calma, Mercedes. Sin lágrimas hoy.

POCATERRA:
(A 2 MUJER DEL CORO) ¡Abuela Julia!

1 MUJER DEL CORO:
Demetrio se me murió, mamá. Estoy sola con José Rafael.

POCATERRA:
(A 1 MUJER DEL CORO) ¡Mamá!

1 MUJER DEL CORO:
José Rafael, irá a la escuela. (A POCATERRA). A la escuela de la señorita Rosita Hernández

POCATERRA:
(SE AFERRA A SU MAMÁ). Mamá, cuántos deseos… Quiero saber…
2 MUJER DEL CORO:
Quiero que aprendas para que veas un país diferente. Hay hombres que luchan por el poder.

1 MUJER DEL CORO:
Mamá, ese poder destruye. Se esconde tras la sombra de la oscuridad, como el crimen.

2 MUJER DEL CORO:
¡Construye! En mi casa harás lo que yo ordene.

1 MUJER DEL CORO:
(Resignada) Sí, mamá.
(2 MUJER DEL CORO VA A SU LUGAR).

POCATERRA:
(A 1 MUJER DEL CORO) Anda, mamá, dile que no quieres órdenes. Que tienes razón sobre el poder. Que se atropellan las personas.
1 MUJER DEL CORO:
Hijo, escríbelo. Dí, por mí, todo lo que tengo en el pecho. Muéstralo al mundo.

POCATERRA:
Sí, mamá.

(SE ALEJA 1 MUJER DEL CORO A SU LUGAR).

UN HOMBRE:
¿Qué esto? ¿Escribes política? ¡Escribes contra Cipriano Castro!
CORO:
¡Detente, Pocaterra!

ANTICORO:
No derrames tu sangre de lucha.

CORO:
¡Detente, Pocaterra!
ANTICORO:
Tu sangre, es sangre de lucha.

POCATERRA:
 Voces que llenan mi cuerpo. ¿Qué hacer? Mis amigos desaparecen… Están en la cárcel.

CORO:
¡Detente, Pocaterra, detente!

POCATERRA:
Me debo a la justicia. Me debo a la lucha.
UN HOMBRE:
A la cárcel.
CORO:
Oh, qué triste vas en tamaño de gigante, reducido a prisión.

ANTICORO:
Oh, vas a las bóvedas del Castillo de Puerto Cabello.

POCATERRA:
¡Detengan sus lamentos! Aquí están presentes caudillos liberales, veteranos de guerras largas y legalistas.

UNA MUJER:
Sí, actores desafortunados de la libertadora.

CORO:
Oíd sus relatos.

ANTICORO:
Escucha la realidad cruda y dolorosa.

CORO:
Mira esta realidad. La verdadera realidad nacional.

1 MUJER DEL CORO:
¿Comadre, ya se enteró lo de Gómez?

2 MUJER DEL CORO:
No, dígame usted, pues.

1 MUJER DEL CORO:
¡Le quitó el coroto a su compadre Castro!

2 MUJER DEL CORO:
¿Cómo va a ser?

1 MUJER DEL CORO:
Ese ya estaba listo, moriría.
2 MUJER DEL CORO:
Eso viene de tantas cosas que pasan en este país.

1 MUJER DEL CORO:
¿Recuerdas lo del bloqueo en las costas de Venezuela?

2 MUJER DEL CORO:
Claro, las reclamaciones extranjeras eran muchas.

1 MUJER DEL CORO:
Deudas de guerra se sumaban a las ya heredadas de los gobiernos anteriores.

2 MUJER DEL CORO:
La deuda Anglo-alemana era de 186 millones de bolívares.

1 MUJER DEL CORO:
¿Y los ingresos fiscales, mujer? Sobrepasan a los 30 millones.

2 MUJER DEL CORO:
Definitivamente, Gómez es el hombre necesario.

UN HOMBRE:
¡Muera Castro!

CORO:
¡Háble, háble! ¡Traición!

UN HOMBRE:
¡Muera Cipriano Castro!

POCATERRA SE LEVANTA DE SU PLATAFORMA DE REO.
CARCELERO 1:
¡Deténgase!


POCATERRA:
¿Sí?
CARCELERO 1:
¡Han cambiado el texto, carajo!

POCATERRA:
¿Quién?

CARCELERO 1:
(A POCATERRA): ¡Responda usted!

POCATERRA:
No sé de política, soy un actor y un hombre del pueblo, es más, soy lo que quedó, después de un pueblo saqueado.

CARCELERO 2:
Dale por los cojones, para que aprenda.

CARCELERO 1:
(MIRÁNDOLO A LOS OJOS) No es necesario, ya aprendió.

(OTRA MUJER DEL CORO SE ACERCA HASTA POCATERRA CON UN VASO DE AGUA. SE LO ENTREGA).

OTRA MUJER:
¡Ven!  Vente conmigo. Hagamos el amor bajo un nuevo cielo, una nueva libertad.

POCATERRA:
(TOMANDO EL AGUA). Sí, ahora que los barcos no transitan repletos de presos… Es  tiempo de amarse.

(SE TOMAN DE LAS MANOS Y SE SIENTAN JUNTO AL CORO).

CARCELERO 1:
Segunda parte. Rápido.
(MOVILIZACIÓN GENERAL).

LA ABUELA:
¡No es posible! ¡No, mi niña, no! Andando ya en los siete años y burrita. Una burrita que no sabe ni la o por lo redondo. ¡Mi niñita, tan inquieta y tan burrita!

NIÑA:
¿A la escuela?

LA ABUELA:
¡Nada! A ponerte en la escuelita.

NIÑA:
¿Tendré maestra?

LA ABUELA:
¡Sí ya verás! (VA HACIA EL CORO) Ya verás.

NIÑA:
La dulce abuelita.
Menuda como la lluvia.
Sillita de descanso con ventanita clara.
Ojos de luz brillante
recorren mi cuerpecito que se hace grande.
Seré como tú,
como mamá también.
Felices seremos los tres.
¡Las tres!
Una, dos y… yo.


(ENTRA LA ABUELA CON UN PAQUETE. LA NIÑA LO DESHACE. CONTIENE UN BULTO, UNA PIZARRA CON ESPONJA DE BORRAR. UN LIBRO PRIMARIO Y UNOS LÁPICES).


LA ABUELA:
Mañana, hijita, casa de la maestra que es muy buena y te va a enseñar muchas cosas…

(LA NIÑA ABRAZA A SU ABUELITA. LA ABUELA SALE HACIA EL CORO. LA NIÑA TOMA EL BULTO Y LOS NUEVOS ELEMENTOS).

NIÑA:
¡Podré leer! Cuántas cosas podré saber. Leeré en los grandotes libros forrados de piel, que están en la biblioteca de mi tío. Tienen figuras, letras y figuritas muy pequeñas. (DANZA). ¡La escuelita! (TOMA LA SILLITA). ¡Esta es muy grande, la casa! Mi escuelita. Un largo corredor…

(ENTRAN DOS NIÑOS. SILLAS Y BULTOS TRAEN).

NIÑA 1:
Patiecito con tiestos en la pared blanca.

NIÑO 1:
Hay una mesa negra con una lámpara de petróleo…

NIÑA 1:
En la pared hay un mapa desteñido.

NIÑO 1:
¿El mapa de Venezuela se ve desteñido!

NIÑA 1:
Y en el cielo raso hay otro mapa que hicieron las goteras de llanto.

NIÑA:
Toda está  tan limpiecito, tan viejo… Todo está allí desde el comienzo de los siglos.

(EN OTRO PLANO LA SEÑORITA)
LA SEÑORITA:
¿Esta es mi vida? Me siento sola y nadando contra la corriente. ¡Estoy gastada! Ramón María me tiene atada. ¡Ah, Ramón María!

LA SEÑORITA RECIBE A LOS NIÑOS. LA NIÑA INTENTA DEVOLVERSE PARA HUIR. SE DESESPERA ANTE LOS DEMÁS NIÑOS QUE LA OBSERVAN CON CURIOSIDAD. LA SEÑORITA SE ANTEPONE A SU PASO Y LE DA UN BESO EN LA MEJILLA).

NIÑA 1:
¡Mira a la niña nueva!

NIÑO 1:
Trajo un bulto nuevecito.

NIÑA 1:
¡Sí, pero el mío es más bonito!

NIÑO 1:
El mío es mejor.

NIÑA 1:
¡Te voy a pegar duro!

NIÑO 1:
Pareces a Ramón María.

NIÑA 1:
¡Yo no soy Ramón María!

NIÑO 1:
Ramón María, Ramón María.

NIÑA:
¿Ramón María?
(ENTRA EBRIO RAMÓN MARÍA. TODOS SE QUEDAN EN SILENCIO).
RAMÓN MARÍA:
¡La mierda!

(LOS NIÑOS ATENTOS A NUEVA PALABRA DE RAMÓN MARÍA)

LA SEÑORITA:
¡Ramón María, por favor, están los niños!

RAMÓN MARÍA:
¡A la mierda los niños!

LA SEÑORITA:
Hermano, por favor, anda a tu cuarto. (ELLA LO VA A ACOMPAÑAR). ¡Vamos, pues! (SALEN)

NIÑO 1:
¡Mierda!

NIÑA 1:
¡La mierda!

(PICARDÍA ENTRE ELLOS DOS. SUSURRAN ALGO AL OIDO Y SE RIEN DE LA NIÑA. ENTRA LA MAESTRA Y HAY DESORDEN).

LA SEÑORITA:
(MUY TRANQUILA). Niños, pongan atención.

(EL NIÑO 1 COMENTA EN VOZ BAJA).

LA SEÑORITA:
(INDIGNADA). ¿Qué palabra es esa? (TODOS EN SILENCIO). ¿Quién dijo esa indecencia?

(EL NIÑO 1 LEVANTA LA MANO LENTAMENTE).
LA SEÑORITA:
Niño, porqué dice esa grosería tan horrible.

NIÑO 1:
Porque yo soy hombre como el señor Ramón María.

LA SEÑORITA:
¡No diga eso mi niño!

NIÑO 1:
El señor Ramón María…

LA SEÑORITA:
Eso lo dice él, cuando está enfermo.

(ÑIÑA 1 MIRA A LA NIÑA)

NIÑA 1:
Señorita, aquí la niña nueva está rompiendo su pizarra.

LA SEÑORITA:
Si ella sigue, se va a levantar Ramón María…
(TRANSICIÓN).

LA SEÑORITA:
Escriban la letra “A”.
NIÑA:
“A”, es el hombre con las piernas abiertas. Es el señor Ramón María cuando llega enfermo y casi se cae.

LA SEÑORITA:
Escriban la “O”.

NIÑA:
La “O”, es un señor muy gordo como el portugués de la bodeguita.


LA SEÑORITA:
Escriban la “I” latina.

NIÑA:
La “I” latina es la mujer flaca, alta como la señorita.

NIÑA 1:
Señorita, la niña nueva está diciendo que usted es la “I” latina.
LA SEÑORITA:
(SONRÍE AMARGAMENTE). Sí, la “I” latina es la más desgraciada de todas las letras… puede ser… Yo soy la “I” latina.

(TRANSICIÓN).


(JUEGO DE SILLAS VACÍAS. LLEGAN LOS NIÑOS EN EL INSTANTE QUE RAMÓN MARÍA APARECE BORRACHO. LA SEÑORITA TRATA DE AGARRARLO PARA CONDUCIRLO. ÉL LA RECHAZA. ESTÁ MUY EBRIO Y ELLA INSISTE. FORCEJEO. LA SEÑORITA CAE AL SUELO CON MUCHO DOLOR. SE ROMPE LA BOCA Y RÁPIDAMENTE SE LEVANTA. RAMÓN MARÍA SE DEJA CONDUCIR. LOS NIÑOS SE ATERRAN).

NIÑA 1:
¡Le rompió la boca!

NIÑO 1:
¡Le sacó sangre! (CORRE HASTA LA SANGRE). ¡Sí, mira!

LA SEÑORITA:
(REGRESANDO). ¡Buenos días!

NIÑA:
(ENTRANDO). ¡Buenos días, señorita!

LA SEÑORITA:
¡Buenos días!
NIÑA:
¿Se rompió la boca? ¿Se dio un golpe?

LA SEÑORITA:
¡No, mi amor, me tropecé…!

NIÑA 1:
¡Mentira, niña nueva!, fue su hermano, el señor Ramón María quien le pegó así (HACE EL GESTO) bien duro… ¡La tumbó ramón María!

LA SEÑORITA:
Sí, tiene razón (HACIA LA NIÑA 1. LA ACARICIA) Tienes razón, mi niña, fue Ramón María.

(POCO TAMBALEANTE SALE RAMÓN MARÍA, TIENE UNA MALETA. MIRA TRISTEMENTE A SU HERMANA. UN ABIGARRADO ABRAZO. SE ALEJA).

NIÑO 1:
¿El señor Ramón María se marcha?

LA SEÑORITA:
¡Sí!

NIÑA 1:
¿Por qué se va su hermano, señorita?

LA SEÑORITA:
¡Es mejor así! Ya no podemos vivir juntos.

NIÑA:
¿Es por pegarle?

LA SEÑORITA:
Son tantas cosas.
NIÑO 1:
¿No vendrá más?

LA SEÑORITA:
No vendrá, pero se tendrán que seguir portando bien. Ustedes están bien grandes.

NIÑA:
¡Ya sé leer!

LA SEÑORITA:
¡Vamos a la lección de hoy!

(TRANSICIÓN) (SE MARCHAN NIÑA 1 Y NIÑO 1)

NIÑA:
¿Eres feliz?
LA SEÑORITA:
¿Tan chiquitica, sabes lo que es la felicidad?

NIÑA:
¡Sí!

LA SEÑORITA:
¿Qué será?

NIÑA:
Es la alegría que está guardada aquí. (SEÑALA EL PECHO). Eso es lo que se siente cuando aprendemos a leer… lo que sentí cuando mi abuelita me entregó el bulto con mis cosas nuevas.
LA SEÑORITA:
Sí. Eso es la felicidad. La felicidad también está en todas las cosas… ¡Ahora sí que soy feliz!

NIÑA:
Ya sé leer en los libros de mi tío.

LA SEÑORITA:
Tendrás tus propios libros…

NIÑA:
Cuando sea grande, voy a ser doctora, para que cuando se rompa la boca, yo la cure. Y tendré mucho dinero para que viajemos juntas. Cuando sea grande te voy…

LA SEÑORITA:
¡Te voy a querer siempre!


(LA NIÑA SE DESPIDE DE A SEÑORITA. SALE).
(LA SEÑORITA ENTRE LAS SILLITAS ENCUENTRA UN PAPEL ARRUGADO).

LA SEÑORITA:
(LEE).
La “I” latina cayó en el suelo.
Rompió su boca con roja sangre.
Su hermano ahora la deja sola.
La señorita va entrando en el baile
porque quedó sola, solita…
(GUARDA EL PAPEL). Una poesía… Esta es mi vida. (HACIA EL PÚBLICO) ¿Usted sabe lo que es estar atada y no poder escapar? Ramón María no es malo, no. ¡Ese licor! (HACIA UNA PERSONA DEL PÚBLICO). ¡No se ría de mí, por favor! Es que no he tenido tiempo de vivir… Alguien con quien compartir otras cosas. Lo que quiero es dar una clase para mis niñas, para mis niños, sin mentiras. Sin apegos. (APARECE UN AMANTE PARA LA SEÑORITA). ¡Hoy, blanco día, voy a compartir! (SE ACERCAN) Voy a comenzar una nueva vida. ¡Vamos!

POCATERRA:
Cambiamos un final grotesco por uno de logros.


NIÑA:
Quiero lograr mis anhelos.

UNA MUJER:
Siempre recordaré a Panchito Mandefuá, con su archipetaquiremandefuá. Su hambre. Su andar por calles de Caracas como granuja lotero…

NIÑA:
Pocaterra, tus cuentos son fotografías de esa época.

CARCELERO 2:
¡Basta ya!
CARCELERO 1:
¡Terminen ya! Siento que en mí se mueven cosas.

CARCELERO 2:
Cuidado, compañero.

POCATERRA:
Hay momentos en la vida que hacemos alto y reflexionamos sobre...

CARCELERO 2:
¿Reflexionar? ¿Qué es eso?

POCATERRA:
¡Es una condición humana!

CARCELERO 2:
Eso ya pasó. ¿De qué humanidad hablas?

POCATERRA:
La de nosotros. Los sobrevivientes de este país saqueado por la tiranía…

CARCELERO 2:
Ustedes dieron la orden de saqueo.
POCATERRA:
Sí, tienes razón. Cada cinco años fuimos a votar por un presidente que cada día endeudaba…

CARCELERO 1:
¿Qué hicieron?
POCATERRA:
(AL CARCELERO 2) ¿Tú, dónde te ubicas?

CARCELERO 2:
En mi trabajo. No tengo que pensar... mucho menos recordar...

CARCELERO 1:
¿Qué pasa? ¡Que siga el ensayo!

CORO:
¡Gómez al poder!

ANTICORO:
José Rafael Pocaterra, ven. La Nueva República de Gómez te llama a trabajar por un país.

POCATERRA:
¿General, por qué usted ha preferido a Maracay? Fíjese bien en el llano o en el litoral.

ANTICORO:
Anota, Pocaterra. Escucha las vicisitudes de tus aliados.

CORO:
Un Zulia sin petróleo.

ANTICORO:
Escribe “Tierra de sol amada”. El ambiente del Zulia.

CORO:
Rubios ingenieros llegan con idiomas extranjeros.
MUJER:
(MARABINA) En la casa de mis padres, que era mi casa. Metieron un tubo largo en la tierra. Al día siguiente pusieron un cartel extraño, y me sacaron a la calle con mis hijos… Toda mi vida…

CORO:
“Vidas oscuras”.

POCATERRA:
Mi segunda novela. La vida rural. Finales del siglo XIX.

CORO:
Sociedad corrompida. Sin normas.

ANTICORO:
Un país sin rumbo.

UN HOMBRE:
No te creas a salvo, José Rafael. El General te está mirando. Dice que ofendes la dignidad regional.

POCATERRA:
¿Quién ofende a quién?

UNA MUJER:
Gómez se fue pa’ Maracay.

OTRA MUJER:
En Caracas hay peste.


CARCELERO 2, SE ACERCA A POCATERRA. LE COLOCA UNA VENDA NEGRA EN LOS OJOS

CORO:
1919. Es conducido Pocaterra, preso político al castillo de Puerto Cabello.
ANTICORO:
Luego es trasladado al castillo de San Carlos, en Maracaibo.

POCATERRA:
Espero aquí la muerte. No otra cosa. Desprendido del mundo, de mis obligaciones, de mis debilidades de hombre, sin invocaciones.

CORO:
No estás solo, Pocaterra.

ANTICORO:
Tu pluma está contigo, esa es tu arma.

POCATERRA:
¿Podía haber logrado triunfos, dinero, reconocimientos?

CORO:
¡No eres sabandijas!

POCATERRA:
¿Me faltaba algo para compartir con la horda y pisar un peldaño arriba, llevándole cada mañana, una cestita de higos literarios, a la cacatúa de Maracay?

CORO:
¡No, Pocaterra!

ANTICORO:
Tu cesta laudatoria es más apreciable que los mangos podridos que le traen del interior, junto a los aguacates festivos que se engullen en sociedad

POCATERRA:
¿Qué utilidad deriva Venezuela, mi familia, yo mismo, con que le sirva el consomé de mi sangre a las chinches de la Rotunda? ¿Qué deleitosa  utilidad de saberme padeciendo, experimentan los cuatro pobres diablos que me odian, más por envidia chica e insensata que a la razón propia?

CORO:
¡Ninguna, Pocaterra!

ANTICORO:
¡Temen tu libertad!

UN HOMBRE:
De allí nació “Memorias de un venezolano de la decadencia”.

POCATERRA:
Las primeras noches, en aquella celda, ¡es imposible dormir!

CORO:
Un frío mordisco de los grillos que inmovilizan.

ANTICORO:
Cucarachas, chinches, pulgas… el aire irrespirable.

POCATERRA:
(DESPOJÁNDOSE DE LA VENDA). Este maldito insomnio lleno de angustias… gritos, cadenas, sombras.

CARCELERO 2:
¡Silencio!

CARCELERO 1:
¡No interrumpas, carajo!

CARCELERO 2:
¿Qué te pasa?

CARCELERO 1:
Quiero que todo termine ya.


CARCELERO 2:
Son los únicos que quedan. Ella vendrá, los escogerá y pagará, con ellos, la nueva deuda adquirida.

CARCELERO 1:
También mi familia  fue exterminada.

CARCELERO 2:
No tengo nada que ver. Estoy vivo.

CARCELERO 1:
Pensábamos así…
CARCELERO 2:
Órdenes, son órdenes. Paquetes de medidas son las que rigen ahora.
UNA MUJER:
¿Venezuela?

CARCELERO 2:
¡Cállate!

UNA MUJER:
No puedes callarme. Soy abono para pagar la deuda de mi país y valgo por ahora, más que tú.

UN HOMBRE:
¿Qué harán con nosotros?

CARCELERO 2:
Vendrá la representante del Fondo Monetario Internacional y decidirá, según lo que vea.

POCATERRA:
Verá nuestra historia reflejada en cada ojo que mire.

CORO:
Se acerca alguien. Viene con los pies sobre el camino y su andar es pesado y de poder.
ANTICORO:
Abre puertas y cerrojos. Llega…

(MOVILIZACIÓN. LOS CARCELEROS ATENTOS. LLEGA UNA MUJER, LA SELECTORA).

CARCELERO 2:
¡Atención todos!

LA SELECTORA:
No, por favor, prosigan con el ensayo. Nada ha cambiado.

CARCELERO 2:
¡Sigan!
LA SELECTORA:
¿Quién fue Pocaterra?

POCATERRA:
Un rol que interpreto. Un hombre que habla de un país, país digno, ético y prometedor, que parece haber perdido su rumbo en la marea de la corrupción, mediocridad y alteración de valores traídos de otras tierras.

LA SELECTORA:
(UN DEJO DE DESPRECIO) Interesante… ¿Combatía la tiranía?
POCATERRA:
Sí, pensó que la democracia era la solución, pero sí hubiera vivido más, estaría alarmado con la situación actual.

LA SELECTORA:
Hubiera sufrido muchísimo, el pobre.

CORO:
¿Qué va a ser de nosotros?

ANTICORO:
Pedimos piedad.
LA SELECTORA:
¡Sigan!

UNA MUJER DEL CORO:
Ven, compañero. Rescato tu soledad del frío dictador.

POCATERRA:
¡Mujer!
UNA MUJER DEL CORO:
Ahora estaré contigo. Ven, lo mejor de ti está a salvo.

POCATERRA:
¿Dónde ir?
UNA MUJER DEL CORO:
¡El exilio!
SE ABRAZAN

CORO:
¡Cuánto dolor, Pocaterra!

POCATERRA:
He dicho la verdad al pueblo.

ANTICORO:
1955.
CORO:
Canadá.

POCATERRA:
Siento que muero a tiempo. Venezuela está enrumbando hacia la democracia… ¿Será justo? ¿Se cometen atropellos? La Seguridad Nacional… Mañana, La Digepol… ¿Los derechos? ¿La libertad?

CORO:
Pocaterra. Pocaterra.


ANTICORO:
Lágrimas secas corren por mi corazón.

CORO:
Pocaterra, mueres fuera de tu patria.

CAE.

ANTICORO:
No has muerto, dejaste entre recuerdos tu vida.

CORO:
(PLAÑIDERAS) Secad el llanto de nosotras, Pocaterra.

LA SELECTORA:
¡Silencio! Detengan ese canto plañidero. Sus destinos ya están jugados.
CORO:
¡No!

ATERRADOS, EL CARCELERO 2 Y LA SELECTORA, SE ACERCAN HACIA POCATERRA COMO BUSCANDO APOYO. CARCELERO 1 SE UNE AL CORO

LA SELECTORA:
No quiero mugrienta piedad. Sabía que llegaría mi final SACANDO UN PUÑAL SE LO CLAVA EN EL VIENTRE. MUERE.

POCATERRA:
(INCORPORÁNDOSE) Ahora nos toca a nosotros decidir el rumbo de lo que quedó. Partirá ahora de nuestro propio amor, un país más justo, preparado en base a su propio sentimiento, su identidad y ganas de luchar.

CORO:
PO – CA – TE – RRA.   PO – CA – TE – RRA.


POCATERRA:
¡Silencio! Yo soy ustedes, en colectivo. Una sola voz que nace de la historia… Sigamos el camino largo de la paria libre.

CORO:
¡Esta patria ancha y nuestra!

MOVILIZACIÓN GENERAL. TODOS SE DESPLAZAN EN CÍRCULOS ARMÓNICOS. SALEN DE LA ESCENA.




FINAL



Abril de 1986




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