Nace en Barquisimeto. Estado Lara. Estudió Educación
Física IUPC. Bailarina en la Academia de Ballet “Taormina”, Escuela de Danza
Contemporánea, dirigida por José Salas, agrupación de Danzas Folkloricas,
dirigida por José Largodia y en la Compañía de Danzas de Yolanda Moreno. Baila
para varios programas de televisión en Caracas. Cursa en la Escuela de Teatro
que dirige Carlos Denis. Como actriz se desempeña en varios montajes teatrales
junto a Tomás Henriquez, Elio Rubens, Eva Blanco, Eva Moreno, Umberto
Buonocore, entre otros. En la comunidad de Guarenas-Guatire-Araira promueve su
dramaturgia participando en talleres de la mano de Rodolfo Santana y Néstor
Caballero; otros dos de carácter internacional y como promotora cultural es
miembro fundador del Centro de Dramaturgia “Armando Urbina”; así como de la
Fundación “Rosendo Castillo” y el grupo teatral “Guachirongo”. Obtiene el
primer lugar en Dramaturgia del concurso Monte Ávila Editores con la obra “Soñar
no cuesta nada”.
MIRANDO
TU CUERPO,
DESCUBRÍ
EL MÍO
De: AGUASANTA
ESCENA I
(Un pequeño salón, en el centro una mesa, a los
lados un par de butacas, jarrones con flores adornan la estancia. Allí, se
encuentra Tulio Anzola, y Joel Noguera, ambos ríen. Tulio sirve dos
tragos, Joel se quita el flux y procede
a sacudirlo. Tulio regresa y le entrega un trago a Joel, ambos brindan).
TULIO: ¿Qué le pasó a tu traje?
JOEL: (Ríe) ¡En ese tumulto de gente, alguien
lo quería!
TULIO: ¡Uf, figúrate no esperaba tanto público!
JOEL: ¡A mí me jamonearon sin ser el
artista!
TULIO: (Ríe) ¡Yo aproveché el momento!
JOEL: ¡Ajá picarón! O sea que, ¿Tú también
jamoneaste?
TULIO: No me digas que tú, no…
JOEL: ¡Bueno, no recuerdo…!
TULIO: Pero. ¿Ni un jamoncito?
JOEL: No
Tulio. Dime. ¿Cómo llegaste a la publicidad?
TULIO: ¡Ay
Joel! Prometo que te contaré todo, por
ahora déjame atenderte,
JOEL: (Ríe) ¿A mí?
TULIO: ¡Sí, a ti!
JOEL: ¡El
anfitrión eres tú, amigo!
TULIO: No te preocupes, que hoy eres mi invitado.
(Ambos ríen).
JOEL: (Lo observa) ¡Que, de años sin verte!
TULIO: (Con emoción) ¿Y tú? ¡Estás muy guapo!
JOEL:
¿Quieres que te diga algo?
TULIO: ¿Si?
JOEL: ¡Que los dos estamos guapísimos! Ríen.
TULIO: ¿Cuánto tiempo teníamos…
JOEL: ¿Sin vernos?
TULIO: Sí.
JOEL:
(Alegre) ¿Quince? No. ¡Veinte!
TULIO: ¡Exactamente,
amigo! Veinte años. Yo tenía 10 cuando te vi por primera vez en aquel barrio.
JOEL: Yo
venía de 12 años. Cómo disfrutábamos jugando metras. ¿Te acuerdas?
TULIO: ¡Conti
tumba! Le hacíamos una barrida a todos
los que estaban Jugando.
JOEL: (Risas)
¡Y corríamos hasta que dejaban de perseguirnos!
TULIO: Si, y al siguiente día, Tulio era el paga
platos como decimos aquí.
JOEL: (Con
pena) ¡Perdona mi imprudencia amigo. Olvidemos esos años.
TULIO: (Toma
un sorbo. Sonríe) ¡Todo lo contrario Joel, no me afecta recordarlo, fue tanto
lo que compartí contigo.
JOEL: (Interrumpe) ¡Como si fuera ayer. Recuerdo
que fui tu primer amiguito!
TULIO: (Ríe)
¡Aunque siempre te burlabas de mí!
JOEL: (Risas)
¡Claro, por nada llorabas!
TULIO: ¡Pero
aun así, me consentías!
JOEL: (Risas)
¡Es, que tu delgadez me impresionaba!
TULIO: (Ríe)
Bueno ¡Era signo del amor que nos teníamos!
JOEL:
(Nervioso) ¡Siempre fuimos amigos!
TULIO: ¿Te
acuerdas del pedazo de espejo?
JOEL: ¡Lo
teníamos escondido!
TULIO: ¡Desnudos,
frente a él, contemplando nuestros cuerpos!
JOEL: (Ríe) ¡Queríamos ser un Charles Atlas!
TULIO: Yo
no.
JOEL: (Lo
mira) Algo querías ser. ¿No?
TULIO: ¡Mirando
tu cuerpo, descubrí el mío!
(Joel, se levanta y camina hacia un lateral del
escenario).
JOEL: Nuestras vidas tomaron rumbos diferentes
¡Eres un famoso Publicista!
TULIO: ¡Éramos
felices! Con mis 18 años, empezaba una vida nueva a tu lado!
JOEL: (Serio)
¿Qué pasa Tulio? ¡Yo tenía que ir a la universidad!
TULIO: Ingeniero, dueño de ganado y caballos. Eres
rico.
JOEL: ¡También
tú! Cuando te llamé creí por tu fama, no ibas a atenderme.
TULIO: ¡Jamás pude olvidarte!
JOEL: (Molesto) ¡Quisiera pasar la hoja!
TULIO: ¡Yo completé un libro pasando hojas!
JOEL: (Risa nerviosa) ¡Bueno, todo libro tiene
su final!
TULIO: Joel, ¿Eres curioso?
JOEL: ¿Por qué lo preguntas?
TULIO: Yo sé cómo saliste del barrio. ¿Te enteraste
cómo lo hice yo?
JOEL: (Duda) No.
TULIO: (Toma un sorbo. Pausa) ¡A pesar de mis 18 años
me sentía como un carajito de
15, que pierde por primera vez un amor!
JOEL: (Nervioso)
¡Es tarde. Vine a saludarte, y no quisiera molestarte!
TULIO: ¡Seré breve…! ¿Me permites continuar?
JOEL: Sí.
TULIO: ¡Lloré muchas horas, meses, frente al espejo!
JOEL: (Con pena) ¿Tú?
TULIO: Sí. Me fortalecí al descubrir el valor que
tenía mi escuálida figura.
JOEL: ¡Para
mí siempre tuviste un gran valor!
TULIO: Gracias, amigo. ¿Sabes una cosa?
JOEL: (Duda) ¿Qué?
TULIO: Allí
exploré la belleza física de una mujer que renacía como Florangel
Fontaine.
JOEL: (Ríe) ¿Y ese nombre?
TULIO: La
conocí en Sabana Grande.
JOEL: ¿Alguna novia?
TULIO: No. ¡Ángel Fuentes era un travesti, bellísimo!
JOEL: ¡Sigo
sin entender!
(Tulio se
dirige hacia la mesita, toma pasapalos y entrega a Joel).
TULIO: Trabajaba como maniquí viviente.
JOEL: ¿Ángel?
TULIO: Sí, tomó el nombre de su madre, Flor y lo unió
con el suyo.
JOEL: ¡Florangel! Y el ¿Fontaine?
TULIO: De una artista ya olvidada, pero no es todo.
JOEL: Es que ¿Hay más de Florangel Fontaine?
TULIO: Sí, quiso probar como modelo, y empezó a trabajar
su cuerpo.
JOEL: (Hace gestos con sus pectorales) O sea que…
TULIO: ¡Uf! Pompi, lolas, cintura, y murió en el
cambio de sexo!
JOEL: ¿Murió? ¡Qué arrecho!
TULIO: Un abogado de la familia me entregó una carta
que él dejó.
JOEL: ¿No me digas que te dejó una herencia?
TULIO: Sí,
su nombre artístico.
JOEL: ¡Qué impresionante!
TULIO: No quería, pero su familia me convenció.
JOEL: Y llegaste a ser la primera modelo de Italia.
TULIO: Sí.
JOEL: ¡Bueno,
siempre te gustó vestirte de mujer! ¿Cómo sucedió?
TULIO: Con
mis 18 años, y mi cara espectacular salí a trabajar.
JOEL:
¿Con ese nombre?
TULIO: Sí. Era una forma de matar mis tigritos.
JOEL: ¿Y
los estudios?
TULIO: ¿Estudios? No, como maniquí tuve un gran
aprendizaje.
JOEL:
(Duda) Sí, pero…
TULIO: Un
día llegaron al barrio unos artistas de cine, Filmando unas escenas,
JOEL: (Ríe) ¿Te contrataron como artista?
TULIO: No, Joel, fue algo así como una novela.
JOEL: ¿Y?
TULIO: Me fui
a Italia con el director de la película.
JOEL:
(Con pena) ¡Qué te puedo decir!
TULIO: ¡Nada, me convertí en la mujer del italiano!
JOEL: (Con asombro) ¿Y todavía eres… Florangel
Fontaine?
TULIO: ¡No, La modelo quedó atrás.
JOEL:
¿Sigues con el Italiano?
TULIO: Murió, y me dejó una herencia.
JOEL: ¿Y
por qué regresas, como Tulio Anzola?
TULIO: ¡Nunca he dejado de llamarme así!
JOEL: ¡Los periódicos hablaron del retiro de esa
modelo!
TULIO: ¡A esta edad, ya no podía mantener una dieta y
decidí descansar!
JOEL: (Tímido)
¿Y el amor?
(Tulio se acerca a Joel y le toma las manos. Joel se
suelta, con disimulo y camina hacia la puerta que da a la calle).
TULIO: ¡Este hotel es mío! Puedes quedarte.
JOEL: (Mira
el reloj) ¡Es tarde, tengo muchas mujeres que atender!
TULIO: ¡Caramba! Ya veo que tienes un harén.
JOEL: (Risas)
Sí, de ganado y yeguas, nos vemos más tarde.
(Tulio se adelanta hasta ubicarse frente a Joel).
TULIO: Espera,
no tan de prisa. ¿No hemos hablado de tu boda?
JOEL: Falta días para el civil, por ahora descansa.
TULIO: ¿Me
acompañas al salón principal?
JOEL: Aquí el famoso eres tú, soy tímido.
TULIO: ¡Ha
sido tan agradable verte!
JOEL: Sí, estuvo agradable pero…
TULIO:
¿Cómo me localizaste?
(Joel lo observa, se rasca la cabeza y regresa a la
mesa).
JOEL: Internet, amigo, allí te encontré.
TULIO: (Risas) ¡Bien! Tengo una página de modelaje.
JOEL: ¡Exacto, abrí esa página! No sabes cuánta
alegría…
TULIO: (Emoción) ¡Continúa!
JOEL: (Turbado) ¡Nada! Te escribí para invitarte a
mi boda.
TULIO: ¡Y acepté! (Lo mira) ¡No me la podía perder!
JOEL: ¡Te lo agradezco!
TULIO: ¡Te noto preocupado!
JOEL: (Risas) No, todo lo contrario, estoy feliz.
TULIO: ¿Estás obligado a casarte?
JOEL: ¡Para nada! ¿Sabes que jamás me había casado?
TULIO: (Risas) ¿Estás seguro que no necesitas viagra?
JOEL: ¡Eso
no va conmigo!
(Tulio toma
la copa de Joel, sirve, se la entrega, y ambos toman)
TULIO: (Voz baja) ¡Si lo sabré yo!
JOEL: (Serio)
¿Qué dices?
TULIO: ¡Que me contenta!
JOEL:
¡Igual yo, Tulio!
TULIO: (Ríe) ¡Lástima que no sea una de tus yeguas!
(Ambos ríen, Tulio, sirve unas truchas, y comen…)
JOEL:
¡Estoy enamorado!
TULIO: ¡Ya lo sé, me dices que tienes un harén!
JOEL: Por favor, Tulio, amo a una mujer.
TULIO: (Sonríe)
¿Y te ama tanto, como yo?
(Joel, pone el vaso en la mesita y se dirige a la
puerta).
JOEL: ¡No
has cambiado, Tulio!
(Tulio, alcanza a Joel y lo hace regresar).
TULIO: (Sonrisa) ¡No puedo cambiar contigo, amigo!
JOEL: Tulio,
me gustaría conocer a Florangel Fontaine.
TULIO: (Sonríe) ¡Espera, me desnudaré!
JOEL: ¿Estás
loco?
TULIO: ¡No, cuando veas mi cuerpo, verás que soy
Florangel Fontaine!
JOEL: Moriría
al nacer, porque no recuerdo nada…
TULIO: ¡Para mí fue como el renacer de un crepúsculo!
JOEL: ¡Caramba,
el hombre sigue siendo músico, poeta y loco!
TULIO: ¡Fui un ocaso en tu vida!
JOEL: ¡Recuerdo,
como cantabas y declamabas vainas locas!
TULIO: A mi edad, te llevaba serenatas. ¿Recuerdas?
JOEL: Todo en broma, es que éramos unos pelaos.
(Tulio, camina hacia Joel, trata de abrazarlo, éste
disimula, pica un pasapalo y se lo
entrega. Se lo lleva a la boca).
TULIO: ¡Es verdad, éramos unos chamos! (Lo mira) ¿De
veras quieres conocer a Florangel
Fontaine?
JOEL: ¡Sí,
tengo curiosidad, figúrate, mi gran amigo, convertido en una famosa modelo!
TULIO: Porqué no me hablas mejor de tu madre, Rubí,
¿Vive?
JOEL: Sí.
TULIO: ¡Ay
qué seco! Dichoso que está contigo, la mía no la conocí.
JOEL: ¿Y, la señora con quien vivías?
TULIO: ¡Gracias
a ella tengo un apellido! Ella me adoptó, pero ya murió.
JOEL: Perdona, sé que la amabas.
TULIO: ¡Como tú, a Rubí!
JOEL: Tengo problemas con mi madre.
TULIO: ¿Está enferma?
JOEL: No, Sigue con su trabajo de toda la vida.
TULIO: (Ríe) ¡Qué bueno, que siga teniendo esa
vitalidad!
JOEL: (Va hacia Tulio) ¡Cuidado Tulio serás muy famoso…
TULIO: ¡Siempre la respeté, y conocía lo que hacía!
JOEL: Gracias por guardar ese secreto.
TULIO:
¡Por favor Joel, ese es su trabajo!
JOEL: (Rabia) ¿Trabajo?
TULIO: Sí,
amigo, gracias a ella estudiaste.
JOEL: ¿Pero lo que no sabes, cuál fue mi casa
cuando salí de aquel barrio?
TULIO: ¡Pero, estás vivo!
JOEL: ¡Odié aquel lugar!
TULIO: ¡Pues perdiste tu tiempo!
JOEL: ¿Qué estás diciendo, carajo?
(Tulio, se levanta de la silla y camina hacia el
lateral. Hace gestos con los brazos).
TULIO: ¡Una
nena diaria! (Dobla el brazo) ¡Del budare a la boca! (Risas) Como se dice aquí.
JOEL:
¡Siempre con tus ocurrencias!
TULIO: (Sorbe
un trago) Bueno, ¿Y ahora qué pasa con tu madre?
JOEL: ¡No quiero que asista a mi boda!
TULIO: ¡Qué bravo! ¿Por qué? ¿Quién te lo prohíbe?
JOEL: (Apura un trago) ¡Bueno! Mi entorno, mi
novia es de clase, mis amistades…No sé
cómo decirte.
TULIO: ¡Ella
nunca te abandonó!
JOEL: ¡Pero, por años viví como rata en ese bar!
TULIO: ¿Por qué? ¡Siempre te vi escoltado por
chicas!
JOEL: ¡Figúrate,
un carajito en un bar! Permanecía escondido.
TULIO: ¿Y
nunca te desviaste del camino?
JOEL: Sí,
ya sé por dónde vienes. ¿Puedes servirme un trago?
TULIO: ¡Está bien, olvidemos ese pasado!
JOEL: (Duda) ¡Quisiera decirte algo!
TULIO: ¿Qué, me vas a hablar… de amor?
JOEL: (Serio) ¡Tulio!
TULIO: ¡Ay,
perdona… continúa, Joel!
JOEL: (Pausa larga) ¡Será posible, que tú!
TULIO: (Lo
mira) ¡Yo! ¿Qué, Joel?
JOEL: (Pausa larga) ¡Representes a mi madre! ¿En mi boda?
TULIO: ¿Qué? ¿Tú sabes lo que me estás pidiendo?
JOEL: (Aturdido) Perdona, que loco soy… olvídalo.
(Tulio, toma por el brazo a Joel y lo invita
a sentarse).
TULIO: ¡O sea, que no asistirá! ¿Lo sabe tu novia?
JOEL: No la conoce.
TULIO: Joel. ¿Me estás vacilando?
JOEL: Te digo la verdad, yo conozco la familia de
Clarissa, mi novia.
TULIO: Clarissa…
y. ¿Por qué no dejas que ellas se conozcan?
JOEL: ¡Qué te pasa! Son dos mundos diferentes.
TULIO: ¡Por
favor Joel, no seas niño! Rubí es una gran mujer.
JOEL: (Duda) ¡Ey! ¿Por qué lo dices?
TULIO: ¡Óyeme! Y coge palco como decían en mi
barrio, yo no tuve madre, pero conocí a
Rubí.
JOEL: (Duda) O sea, que mi madre y tú…
TULIO: ¡Ella me enseñó las primeras letras!
JOEL: ¡Perdona, Tulio!
TULIO: Estoy
agradecido, me trató como un hijo.
JOEL: (Lo mira) ¿Te enseñó muchas cosas?
TULIO: ¡Y guardó tantos secretos! ¿No recuerdas?
JOEL: ¿Y le creías? Una mentira la convertía en un
volcán.
TULIO: (Observa
su vaso) Sí, como el día que nos sorprendió debajo de la cama
JOEL: (Indiferente. Sonríe) Ustedes son unos
artistas…
TULIO: Rubí,
siempre nos apoyó, aceptó la situación que vivíamos.
JOEL: (Camina hacia la salida) ¡Ay no sigas, no
quiero seguir oyendo…!
(Tulio,
avanza hacia Joel y lo abraza de espalda, Joel, queda quieto, no se mueve. Ambos no pronuncian
palabras).
TULIO: ¡Es
tan difícil decirte… amigo! Ha pasado tanto tiempo. Me llamaste y aquí estoy, a tu lado.
(Joel, se voltea y lo abraza normal, lo toma por los
hombros y Sonriente, lo hace que camine a su lado, y llegan al centro del
escenario).
JOEL: ¡Tulio!
¿No recuerdas la promesa que hicimos cuando salí del barrio?
TULIO: (Hace una mímica) Sí. ¡Nada de lloriqueos
Tulio, que ya somos unos hombres!
JOEL: ¿Entonces! Apenas me fui y la rompiste.
TULIO: ¡La
rompiste tú, que llevabas unos pendejos lagrimones!
JOEL: ¡Claro, sabía para donde iba!
TULIO: ¡Ese
día, recorrí el barrio como político buscando votos!
JOEL: (Risa) ¡Como cualquier iguanita de cerro!
¡Flaquito!
TULIO: ¡No
podía resistir una burla, un chalequeo, pero sucedió!
JOEL: Perdona Tulio, no quisiera continuar. Creo
que te hice daño…
(Tulio, se levanta del asiento y camina hacia un
sonido y pone música suave).
TULIO: (Seca lágrimas, sonríe) ¡Ves! El tiempo nos
dio la razón. Rubí fue mi fiel consejera.
JOEL: (Sorprendido) No me explico en qué momento
acudías a ella.
TULIO: Cuando
ibas a la escuela, yo trabajaba en tu casa.
JOEL: ¡Qué pena amigo, tú…!
TULIO: Sí,
yo hacía los mandados, limpiaba el patio, le entregaba las tareas a Rubí y
me daba una exquisita comida.
JOEL: (Triste)
Ayer fui al bar y hablé con ella.
ESCENA I
(La luz del lateral derecho se apaga. En el lateral
izquierdo se enciende una luz. Dos
figuras y algunos objetos simulando el bar. Sentado se encuentra Joel dándole vuelta entre sus manos a un vaso que
contiene licor. Rubí, su madre, camina de una esquina a otra del local. En una
mano sostiene un vaso lleno de licor, y
en la otra fuma con gran elegancia).
JOEL: ¡Para de caminar mujer, pareces una miss!
RUBI: (Lo mira) ¿Tú sabes lo que me estás diciendo
Joel?
JOEL: Sí, pronto me caso.
RUBÍ: (Rubí,
fuma, y lanza una bocanada de humo, apaga el cigarro) ¿O sea, que no asistiré a
esa boda?
JOEL: ¡Entiéndeme, Rubí!
RUBI: ¿Conozco a tu futura esposa?
(Joel toma un trago)
JOEL: (Contrariado)
¡No, no creo, es hija de un congresante!
(Rubí se sirve un trago, y lo
toma de prisa).
RUBÍ: ¡Ah,
de la sociedad! ¿Tú sabes cuántos congresantes han pasado Por aquí? ¿Cuantas hijas de mami y papi han
llegado a este bar como damas de
compañía?
JOEL: ¡Madre conozco la vida de este burdel!
RUBÍ: Qué bueno Joel, y ojalá no se te olvide que
este burdel como lo llamas, te dio el
título que posees.
JOEL: (Con
violencia, Interrumpe) ¡Un momento Rubí, ese título me lo gané
soportando a una cabaretera.
(Rubí, camina donde está Joel, y le suelta
una bofetada).
RUBÍ: ¡Este, ha sido siempre mi trabajo, aquí
hacías las tareas, te formaste como
hombre!
JOEL: (Con cinismo)
¿Quieres que diga, que en este burdel de putas pasé mis mejores años?
¿Eso es lo que quieres oír, no?
RUBÍ: ¡Trabajadoras! Este es un oficio de rutina
que se realiza en este lugar.
JOEL: ¡Eso era lo que me asqueaba!
RUBÍ: ¿Qué?
JOEL: ¡Ese
oficio de rutina! (Se desplaza, a un lateral)
¡Mujeres sentadas en las piernas de cualquier tipo, licor, música!
(Joel, pone con fuerza el vaso sobre la mesa.
Gime).
RUBÍ:
(Serena. Fuma) Tu vida no ha cambiado, Joel.
JOEL: (Lágrimas.
Mira a Rubí) ¿Qué dices, madre?
RUBÍ: ¡Conozco mucha gente de tu mundo!
JOEL: ¡Nunca has salido de estas cuatro podridas
paredes!
(Rubí, camina
hacia un lateral. Aún conserva una buena figura).
RUBÍ: Tuve un compañero rico, que me trató como
una dama.
JOEL:
(Curioso) ¡Jamás te vi hombre
alguno!
RUBÍ:
¡Tú, no naciste por obra y gracia del Espíritu Santo!
JOEL: (Cínico) ¿Qué pretendes, madre? ¿Buscarme un
padre, a estas alturas de mi vida?
RUBI: ¡No,
pero existe, si no lo quieres conocer allá tú. Pero yo fui feliz a su lado.
JOEL: ¡Definitivamente eres una cajita de
sorpresas!
RUBI:
¡De repente es un invitado tuyo! ¿Por qué no?
JOEL: ¡No tengo ningún invitado que lleve mi
apellido!
(Rubí, camina
al bar sirve dos tragos, entrega uno a su hijo, saca una caja de cigarros, un yesquero y prende
uno).
RUBÍ: Acuérdate que tienes mi apellido.
JOEL: ¡Qué vergüenza, en los sitios donde voy no
conocen tu apellido, y eso, es un
aliciente!
RUBI: ¡Será que no quieren herirte, porque a Rubí
Noguera la conoce hasta el perro!
JOEL: ¡No
digas nada de mi padre, ni siquiera quiero conocerlo!
RUBI: ¡Y
tan cerca que está de ti! Vete Joel, la vida nos ha llevado por caminos diferentes.
JOEL: ¡Porque tú lo quisiste!
RUBI: Rubí Noguera, no ha cambiado.
JOEL: No.
Dime, si llegaras a mi boda, como te presentaría.
RUBI: ¡Como
lo que soy!
JOEL: No creo que pasarías inadvertida para los
hombres.
RUBÍ: ¡Olvídalo hijo! Así te cases con una reina,
yo seguiré siendo tu madre, y dueña de este bar.
JOEL: Eso es cierto.
RUBI: Y
tú el hombre rico, casado y una sociedad
que siempre juzgará tu pasado.
JOEL: ¡Siempre estuviste allí, hostigándome!
RUBI: ¡Jamás te maltraté!
JOEL: ¡Tu presencia, era un maltrato, Rubí!
RUBÍ: (Triste) ¡Es una lástima, hijo!
JOEL: (Angustia) Pudiste llevar otro tipo de vida.
RUBÍ: (Fría,
lo mira) ¿Qué quieres que haga a mis 68 años, ah? ¿Borrón y cuenta nueva?
JOEL: No creo… ¿Mi padre, también fue borrón y
cuenta nueva?
RUBI: ¿Te ha hecho falta?
JOEL: ¡Por favor, madre; ni siquiera por curiosidad!
RUBI:
Entonces. ¿Viniste a reclamar tu paternidad?
JOE: ¡No! ¿No crees que daría pena ajena?
RUBI: Me dio igual tener un hijo soltera, y que llevara
mi apellido.
JOEL: (Toma el último sorbo) ¡Noguera! Lo oiré
como un eco!
RUBI: No
esperes que repita lo mismo, no cambiaré.
JOEL: ¿Te importa algo?
RUBI: ¡Para nada, soy libre! ¡Y no te preocupes
que a tu boda, no iré!
(Rubí, con gran elegancia le indica
la salida).
JOEL: ¡Me corres, porque sabes que tengo la razón!
RUBÍ: ¡No,
simplemente te despido! Pero convénceme ¿Cuál es tu razón?
(Joel, se levanta de la silla y camina a la salida,
su madre nerviosa, fuma. Su mirada recorre el bar).
JOEL: (Antes
de salir) ¡Sería bueno que me dieras la
oportunidad de ser libre! No
quiero seguir siendo tu sombra. No. Adiós.
(Joel, sale. Rubí suelta una lágrima).
ESCENA III
(Tulio, tiene
en sus manos una fina cigarrera y un yesquero, procede a prender un cigarro).
JOEL: No sabía que fumabas.
TULIO: ¡Tu
partida me indujo a fumar!
JOEL: Estás inventando.
TULIO: ¿Estás celoso?
JOEL: (Ríe) ¡Qué ocurrente eres!
TULIO: (Sonríe) ¡Hablemos de tu madre!
JOEL: ¡Gracias Tulio por escucharme, estoy mal!
TULIO: ¡Pero, igual te vas a casar!
JOEL: Sí,
y perdona que te meta en este problema. Pero. ¿Qué hago?
TULIO: ¡Ya Florangel Fontaine, es un remanso!
(Joel, camina hacia Tulio y lo abraza).
JOEL: ¡No digas eso, te has presentado como
siempre has sido, un torbellino!
TULIO: (Risas)
¿Verdad? Creí que me veías como un río seco.
(Tulio, entre risas y coqueteos abraza a Joel, éste
sorprendido Trata de esquivarlo. Tulio,
domina la situación, lo lleva a la silla, lo hace sentarse y se sienta
sobre sus piernas, Joel, lo empuja y
caen al piso. Ríen).
JOEL: (Sonríe,
manos en la frente) ¿Otra vez? ¡Tú, no cambias, loco!
TULIO: (Hace
un gesto de mujer) ¡Qué va mijito! (Serio) ¿Rubí, está igual?
JOEL: Sí. ¡No ha cambiado mucho!
TULIO: ¿Entonces, cuál es el miedo? ¿Perdió su donaire?
JOEL: ¡Entiende, Tulio; ella no dejará de ser, eso!
TULIO: ¿Prostituta?
JOEL: Yo no lo digo, me pareces que estás
ofendiéndola.
TULIO: ¿Qué
te pasa Joel? Le has dicho de todo a tu madre y ahora, ¿Yo soy el que ofende?
JOEL: ¡Lo
siento, Tulio!
(Tulio, da una palmada para llamar a Mario, el
mesonero. Éste aparece de inmediato).
TULIO:
Mario, te presento a Joel, amigo de infancia.
(Mario, deja lo que carga en las manos, va hacia
Joel y le hace una reverencia antes de darle la mano).
JOEL: Mucho
gusto Mario, (A Tulio) Veo que es de tu confianza.
TULIO: ¡Como un hermano!
MARIO: Cumplí 18 años al lado del señor Tulio.
JOEL: O sea que. ¿Le conoces su temperamento?
MARIO: (Sonríe)
Sí, a veces me sale regañarlo, pero, es maravilloso jefe.
(Con una sonrisa Mario se despide y procede a
recoger algunas cosas de la mesita)
TULIO: ¡Ay
no me consientas tanto. Tráeme una cajita de primeros auxilios. Por favor
MARIO: (Sorprendido) ¿Ah? ¿Señor Tulio, se siente mal?
TULIO: No,
el doctor Joel.
MARIO: (Confundido, mira a Joel) ¿Usted?
JOEL: No le haga caso, amigo; el enfermo es
él.
MARIO: (Nervioso) Señor Tulio. Yo…
TULIO: (Voz alta) ¡Tráela! Este carizo está mal de la
cabeza.
JOEL: ¡Déjate de niñadas! No empieces…
(Tulio, camina hacia Joel y lo toma por la solapa).
TULIO: Un
niño malcriado, eso es lo que pareces con tu madre.
JOEL: (Violento) ¡Le estoy pidiendo mi libertad!
¿Eso, es ser un niño malcriado?
TULIO: (Se separa. Voz alta) ¡Ella te dio una buena
formación!
JOEL: ¡No sé qué tiene que ver la libertad con la
formación!
TULIO: ¡Por favor, Joel, eres un profesional, eres
autónomo, por lo tanto eres libre!
JOEL: ¡No
me entiendes, Tulio! Soy un preso sentimental de mi madre.
TULIO: (Sorprendido) ¿Qué estás diciendo?
MARIO: (Se
le cae la bandeja) ¿Ah?
(Joel, sacude por los hombros a Tulio, caen al piso.
Mario trate de separarlos. Joel insiste)
MARIO: (A
Joel) ¡Contrólese, señor! (Grita) ¡Locos del carajo!
(Tulio
y Joel se separan, voltean la mirada hacia Mario).
TULIO: (Se
arregla el cabello) ¡Disculpa Mario!
MARIO: (Lo
mira) ¿Ah?
JOEL: ¡Igual te pido disculpas! Pero (Voz alta)
¿No tienes otra palabra que no sea. Ah?
MARIO: ¡Perdón señores, no quise ofenderlos! ¡Era la
única manera de separarlos!
TULIO: ¡Está bien, te puedes retirar!
MARIO: ¿Seguro
que no quieren nada?
TULIO: (A Joel) ¿Quieres algo, hermano?
JOEL: Sí, retirarme.
(Joel avanza hacia la puerta de salida, escoltado
por Mario).
TULIO: Un
placer haberte visto, hermano, mañana regreso a mi hogar.
(Mira a Joel, y regresa hacia Tulio, Joel, detiene
la marcha. Mario que va detrás casi lo atropella. Lo Mario lo sigue).
JOEL: (Abraza
a Tulio) ¡Perdóname, me siento feliz de que hayas venido a mi boda!
(Mario, sacude su cabeza, sin entender qué pasa).
MARIO: Señor
Tulio. ¿Ahora sí le traigo la cajita de los primeros auxilios?
TULIO: No,
Mario, ahora me traerás, licor y comida porque vamos a celebrar.
MARIO: ¡Bien!
Con su permiso.
JOEL: ¿Algo más que celebrar?
TULIO: Sí, he decidido acompañarte
JOEL: (Emoción) ¿Qué, o sea que serás mi madre?
TULIO: No.
JOEL: (Asombro) ¡No te entiendo!
TULIO:
¿Por qué no Carola? También es tu familia.
JOEL: (Grita)
¿Mi hermana?
TULIO: Te
gustaría asistir con tu familia. ¿Cierto?
JOEL: ¡Sí,
Pero no con esa loca de mierda! Ésa, se fue con un hombre cuando tenía 15 años
TULIO:
Carola asistirá a la boda. ¿Qué dices?
JOEL: ¿Qué sabes tú donde se encuentra?
TULIO: ¿Y
para qué la quiero?
JOEL: ¡Ah! Quería que representaras a mi madre.
TULIO:
¡Entonces no se hable más, no quiero ofender a Rubí!
JOEL: Es que, esa ni siquiera tendrá el donaire de
mi madre.
TULIO: No
te preocupes. (Altiva) ¡Yo soy Florangel Fontaine!
JOEL:
(Atónito) ¿Qué? ¿Harías eso por mí?
TULIO: (Serio) ¡Eso y más, Joel!
JOEL:
(Sofoco) ¡Se te agradece, amigo!
TULIO: (Ojos
cerrados) ¡Bésame!
JOEL: ¡Qué loco! Venga un abrazo, hermano.
(Joel, toma a Tulio por la cintura, le da vuelta
alrededor
del escenario).
TULIO: (Se
desprende) ¡Un momento, que todavía soy un macho!
JOEL: ¡Es que me siento el hombre más feliz del
mundo!
TULIO:
(Cambia la voz. Ríe) ¡Ay, qué apretón. Pobres lolas!
JOEL: (Risas)
¡Tú no tienes compón!
(Tulio
sirve un último trago. Ambos brindan, y
toman).
TULIO: (A Joel) Joel, tengo algo que decirte.
JOEL:
¡Ay no! ¿Vamos a empezar otra vez?
TULIO: No, es otra cosa, aunque no dejo de pensar en
Rubí.
JOEL: ¿Qué
me tienes que decir?
TULIO: ¡Que
no sé bailar! Así de fácil.
(Joel, que tenía un sorbo del líquido en la boca,
lo expulsa. Tose, la risa no lo deja
hablar. Tulio, lo observa. Contiene la risa).
JOEL: ¡Carajo! Creo que entendí lo que dijiste.
¿Cierto?
TULIO:
¡Ajá!
JOEL: ¡Una modelo debe bailar hasta reguetón!
TULIO: ¡Era una modelo nata, mucho ejercicio, pero
cero vida social!
JOEL: No
te preocupes. Te mandaré una amiga que me enseñó a bailar.
TULIO:
¡Nada de amiga! Tú, serás mi maestro de baile.
JOEL: ¡Apenas
conozco algunos pasos! No puedo, soy
fatal en eso.
(Tulio, da unas palmadas y aparece Mario el
mesonero. Está nervioso).
MARIO: Señor
Tulio, ya está casi listo, enseguida le traigo lo que ordenó.
TULIO: No
te preocupes Mario, ve a mi habitación, me traes un porta saco y
un neceser que está sobre la cama.
MARIO: ¡Enseguida, señor Tulio!
JOEL: ¡Ay Tulio! Yo no puedo salir de aquí pasado
de tragos.
TULIO: No
te preocupes, tú me enseñas algunos pasos de baile, y te dejaré marchar.
(Mario aparece con el pedido, pone todo en su sitio
y sale. Tulio procede a desempacar, y comienza a vestirse de mujer. Se maquilla).
JOEL:
(Sorprendido) ¿por qué esas ropas?
TULIO: (Deja el maquillaje) ¡Joel! ¿No pensarás bailar con un hombre?
JOEL: No,
pero…
(Tulio,
camina hacia el pequeño equipo, lo
prende y se deja oír una música alegre).
TULIO: ¡Listo, Tulio! Ven tómame! ¿Te gusta esa
música?
JOEL: ¡Qué vaina amigo, estoy nervioso!
TULIO: Nervioso estoy yo, que no sé bailar.
JOEL: ¡Esos zapatos
son tan altos, que te puedo tumbar!
TULIO: ¡Deja
el cotorreo! ¿Quieres? Caminaré, ya es costumbre.
(Tulio, se desplaza por el escenario, que sirve de
pasarela y regresa al centro donde se
encuentra Joel).
JOEL: (Tímido) Perdona. ¡Te tomaré por la cintura!
TULIO: (Abraza
a Joel. Insinúa) ¡sin pena mi ángel, date!
JOEL: (Se
separa) ¡Así no, pareces una mosca. Tienes que seguir el movimiento de mis
pies.
TULIO: ¡Por ahora!
JOEL: (Lo
toma por la cintura) ¡Sígueme! Uno, dos, adelante. Uno, dos, hacia atrás. Uno,
dos adelante. Uno, dos hacia atrás…
TULIO: ¿Rubí, sabe bailar?
JOEL: ¡Sabrá Pepe!
TULIO: ¿Quién es Pepe?
JOEL: ¡Es un decir! Concéntrate.
TULIO: ¿Tu madre sabe que bailas muy bien?
JOEL: ¡Por favor Tulio, soy un extraño para mi madre!
TULIO: Por
lo menos permite que hagas lo que te venga en ganas.
JOEL: ¡Continua!
Otro paso da la vuelta. (Jadea) ¡Sigo atado a ella!
TULIO: Me gustaría bailar con Rubí, en tu
matrimonio.
JOEL: ¡Por enésima vez, te digo que no es su mundo!
TULIO: Yo lo conozco, y es peor que el de ella!
JOEL: No quisiera que fuera el hazmerreír de mis
amigos. ¡Por favor!
TULIO:
¡Joel! Allí, uno se codea con
todo tipo de alimañas.
JOEL: ¡Ese
es mi mundo Tulio! Adefesios o como los quieras llamar, me han aceptado.
TULIO: ¡Eres un buen maestro, sigamos bailando!
JOEL: (Jadea)
¡Creo que no puedo seguir!
(Tulio, continúa bailando como un profesional, sin
hacer caso a los quejidos de Joel.
Entra Mario el mesonero con un pedido).
MARIO: (Asombro)
¡No!
JOEL: (Se separa con violencia) ¡Ya, basta!
TULIO: (Jadea) ¡Joel, lo nuestro está vivo!
MARIO: ¿Qué
dice, señor?
JOEL: ¿Qué dices, carajo?
TULIO: ¿Qué
dije? (A Mario) Lo siento, no sé bailar!
MARIO: (A
Joel) Le está enseñando a bailar. ¿Bolero?
JOEL: (Serio)
¡Espere amigo, no soy escandaloso bailando!
Mario: (Simula un gesto con el brazo) ¡Sí, eso lo
percibo!
TULIO: ¡Bueno
Mario! Ya trajiste el pedido, ahora vete, te llamaré.
MARIO: ¿Señor,
le traigo la botella?
TULIO: ¡Ah,
sí! Y cuando se vaya mi amigo, nos quedaremos tú y yo bailando. ¿Te
parece?
MARIO: (Nervioso)
¡Mire señor Tulio, yo… bueno, a mí me gustaría!
TULIO: (Interrumpe)
¡Sí, claro que te va a gustar! Hoy no te sale Permiso. ¡Prepárate!
(Mario,
recoge algunas cosas, está nervioso. Mira a Joel, trata de expresarle algo.
Joel camina hacia la puerta de salida sin
mirar).
MARIO: ¡Señor Joel, le hice una exquisitez de
Languedoc. Ya está Servida!
JOEL: (Caso
omiso) ¡Te dejo, Tulio! Recuerda que mañana iremos a La boutique Joel, sale de escena.
MARIO: (A
Tulio) ¿Ah?
TULIO: (Pone
un merengue) ¡Prepárate papito, que viene lo tuyo!
(Mario, nervioso, oye la música y su cabeza se mueve
rápido negándose en salir a bailar. Tulio, lo mira y con el dedo índice lo invita al centro del escenario).
MARIO:
(Gime) ¡Señor Tulio, recuerde que la última vez que bailé con usted,
sufrí un infarto!
TULIO: ¡Ay
Mario! ¿A quién engañas? Te echaste unos
cuantos y te dio un soponcio.
MARIO:
(Saltando) ¡Me quedé en la clínica por un infarto!
TULIO: ¡Aplácate
viejo loco, que pareces un caballo desbocado!
MARIO: ¡Téngame
paciencia señor Tulio, que ya no tengo quince!
TULIO: ¡Déjate
llevar, ven apriétame, meniaíto, anda, dale!
(Tulio, baila y ríe locamente, Mario, está pegado al
cuerpo de Tulio, que no permite pasos
sueltos…)
ESCENA IV
(Salón Principal un sofá, una mesita de centro,
sobre ella un ramo de flores. Tulio se
encuentra revisando una cantidad de carpetas a
su lado un pequeño archivador manuable. Entra Mario, lleva un vaso con
líquido y un papel que entrega a Tulio. Tulio lee, señala la puerta. Mario regresa a ella. Una señora
elegante se presenta, Mario, sale. La mujer avanza hacia Tulio, se abrazan)
Tulio: (Lágrimas) ¡Qué de tiempo, amada Rubí!
RUBÍ: (Gime) ¡Sin lloriqueos, Tulio del alma!
TULIO: (La
contempla) ¡Qué elegancia, ya decía que Rubí no cambiaría!
(Rubí, camina por el escenario y regresa hacia Tulio).
TULIO: ¡Espero
que me aceptes aunque sea una copa!
RUBÍ: ¡Lo
mismo!
TULIO: ¡Ese
licor, es tan exquisito como tú!
(Tulio y Rubí, ríen. Tulio la invita a tomar
asiento. Llama a Mario que llega rápido,
hace una reverencia a Rubí y mira a Tulio).
TULIO: ¡Mario,
trae un servicio de coñac, y caviar!
(Mario, nervioso mira a Rubí y a Tulio. Tulio,
sostiene la mirada Y le indica la salida. Mario hace una reverencia y sale).
RUBÍ: ¿Quién es él?
TULIO: Mario, es de mi confianza.
RUBÍ: (Ríe)
¡Parece que vio un fantasma!
TULIO: ¡Lo
conozco, le cautivó tu presencia!
(Ambos ríen. Tulio le toma la mano a Rubí, le da una
vuelta y le da un fuerte abrazo. Aparece Mario, ojos desorbitados).
MARIO: ¡Señor!
TULIO: (Observa
a Mario) Ah, ¿Llegaste? Ponlo en la mesita. Te
Puedes retirar, Mario, yo sirvo.
MARIO: ¡De
ninguna manera mi señor, estoy para atenderlo!
TULIO: No,
Mario, hoy seré el anfitrión de esta bella dama.
MARIO: ¡Yo!
(Tulio, con elegancia le señala la puerta. Mario, lo
mira y sale. Camina hacia la mesita, sirve dos copas y entrega una a Rubí).
TULIO: (Ríe)
¡Le fascina mis locuras, por eso sigue conmigo!
RUBÍ: (Ríe)
Hablando de locuras, te vi en una revista italiana.
TULIO: ¿De
modelaje?
RUBI: Sí.
¡En esa revista te consideran el icono de la publicidad!
TULIO: Sí.
(La mira) ¡Por ahora me siento feliz, Rubí!
RUBÍ: (Lo
abraza) ¡Ay, no me pongas esa cara, igual me siento al verte!
TULIO: Y.
¿Tú crees que yo no? Estoy bravo conmigo mismo.
RUBÍ: ¿Por
qué? Esa rabia. ¿Viene del alma?
TULIO: (Ríe) No. ¡Del corazón!
RUBÍ: Tulio, han pasado muchos años…
TULIO: ¿Y
tú crees que olvidar es fácil?
RUBÍ: Perdóname, cariño, me siento tan culpable.
TULIO: (La
abraza) No, Rubí, el amor no tiene sexo, no tiene edad.
RUBÍ: (Interrumpe)
Allí no pasó nada, Tulio, eso quedó como
simple juego de niños.
TULIO: Te
equivocas, Rubí, nadie puede cubrir esos surcos, sino el amor.
RUBÍ: Joel
cambió cuando me lo llevé de aquel barrio.
TULIO: (Sonríe)
¡Acuérdate que los pantalones cortos quedaron atrás!
RUBI: (Risa)
¡Como también la adolescencia!
(Entre risas Tulio, sirve una copa de licor, y le
ofrece caviar a Rubí).
TULIO: ¡Siempre
te admiré, Rubí! Aun viviendo en un
barrio, jamás perdiste ese encanto como mujer y madre.
RUBÍ: (Sonríe)
El hábito no hace al monje. Siempre seré Rubí.
TULIO: (La
mira) ¿Sabes que voy a la boda de tu hijo?
RUBÍ: Sí,
y no me digas los pormenores. Quiero verte feliz.
TULIO: Llevo
cuarenta y ocho horas aquí, y ya me tengo que ir.
RUBÍ: (Asombro)
Cariño, acabas de llegar. ¿Por qué te vas tan
rápido?
TULIO: Por
decir algo. Falta poco para la boda. ¡Quedaré solo!
(Rubí, abraza a Tulio).
RUBÍ: ¡Mi
niño! Nunca dejé de consentirte. ¿Lo recuerdas?
TULIO: Si,
tú fuiste esa madre que siempre soñé.
RUBÍ: Quise
llevarte conmigo, y no aceptaste.
TULIO: Jamás
miré a Joel como un hermano.
RUBÍ: Anoche
me sorprendió su visita…
ESCENA VI
(Interior de la casa de Rubí, un sofá, una mesita de
centro, adornos, y una lámpara en una esquina. Rubí, revisa algunos papeles.
Aparece Joel).
RUBÍ: ¡Hola
hijo! ¿Pasa algo?
JOEL: ¿Te
extraña mi visita?
RUBÍ: ¡Claro,
creí que no volverías!
(Joel, se desplaza por el escenario).
JOEL: Todavía
puedo decir que es mi casa. ¿No?
RUBÍ: Espero
que la conserves. ¡Ha sido parte de mi vida!
JOEL: ¿Qué
puede pasar si llego a venderla?
RUBÍ: ¡No
dejaré de halarte los pies todas las noches!
(Joel sonríe, Rubí lo imita).
JOEL: (La
mira) ¿Lo viste?
RUBÍ: ¿Qué?
JOEL: ¡Madre,
sabes de quién te hablo!
RUBÍ: ¡Ah!
¿Te refieres a Tulio Anzola?
JOEL: Sí,
¿Lo visitaste?
RUBÍ: No,
Joel, ¿Quieres hablar de él?
JOEL: (Nervioso)
¿Para qué? ¡Ya conversamos!
RUBÍ: ¿Cómo
lo encontraste?
JOEL: Bien.
(Ríe) ¡Un loco del carajo! Tulio no cambia.
RUBÍ: (Lo
mira) ¿Te emociona verlo, verdad?
JOEL: (Irritado)
¿Qué insinúas, Rubí?
RUBÍ: ¡Perdona!
Es que han pasado tantos años…
JOEL: Puede
pasar mil años, y siempre será el amigo de infancia.
RUBÍ: ¡Está
bien, No tienes porqué irritarte!
JOEL: ¡No,
no estoy irritado, pero tus palabras tienen doble intención!
RUBÍ: ¿Y
tu visita… no trae algún propósito?
JOEL: Me
marcho, mi visita ya no te agrada.
(Rubí, camina hacia Joel. Lo abraza. Joel, queda
quieto, sus brazos no se mueven, y deja caer la cabeza sobre el hombro de Rubí).
RUBÍ: (Emoción)
¡Amor nunca serás mi visita, esa puerta siempre
estará abierta para ti!
JOEL: (Gime)
¡Me trae tantos recuerdos!
RUBÍ: La presencia de Tulio…
(Joel, se separa de Rubí, camina hacia un lateral
del escenario, cruza los brazos, acaricia su barbilla).
JOEL: ¡Rubí!
¿Necesito repetirlo…?
RUBÍ: ¡Entonces,
déjalo hasta ahí! ¿Qué te inquieta ahora?
JOEL: No
debimos dejarlo abandonado en aquel barrio.
RUBÍ: Luché
hasta el final para que nos acompañara, pero no quiso.
JOEL: ¡Me
siento mal, no quiero que se vaya!
RUBÍ: ¡Por
favor, Joel, Tulio debe tener planes de boda, como tú!
JOEL: (La
mira) ¿Lo viste verdad, te comentó algo?
RUBÍ: (Inquietud)
Joel. ¿Te molesta que Tulio, llegue a casarse?
JOEL: ¿Qué
dices, Rubí? ¡Soy un hombre y me importa un carajo que tangas esos planes!
RUBÍ: ¡Entonces
deja de preocuparte por él!
JOEL: (Nervioso)
¡No se casará, estás loca, Rubí… Me voy!
(Joel, cruza la puerta de salida y desaparece).
ESCENA VII
RUBÍ: Tulio.
¿No tienes planes de casarte?
TULIO: (Toca
el cuello de Rubí) ¡No veo que tengas fiebre!
RUBÍ: (Risas)
¡Ay loco!
TULIO: ¡Sí,
Rubí, me gustaría formar un hogar!
RUBÍ: ¡Maravilloso,
dime ¿Cuándo la conoceré? Espero que sea pronto.
TULIO: (La
mira) ¡Tú, sabes de quién te hablo!
RUBÍ: (Confundida)
¡No te he conocido mujer alguna!
TULIO: ¡No
existe tal mujer!
RUBÍ: No
entiendo…
TULIO: Esa
mujer. ¡Seré yo!
RUBÍ: (Ríe) Tú no cambias, Tulio.
TULIO: ¡Espero
una operación!
RUBÍ: (Estupefacta) No sé qué decirte…
TULIO: ¡No
hay nada que decir. No hay vuelta atrás!
RUBÍ: Tulio.
¿Pasó algo en tu infancia? Eras muy tímido.
TULIO: ¡Pasaron
muchas cosas, mi padrastro… mamachala!
RUBÍ: (Lo
abraza) ¡Era una buena mujer!
TULIO: ¡Creí
que era mi madre. Con mi padrastro conocí el otro lado de la vida.
RUBÍ: ¡Canalla!
Ella murió por ese hombre…
TULIO: (Interrumpe.
Triste) ¡No más Rubí. Lo bueno dura poco! (Ríe)
¿Brindamos?
(Tulio, pasa las manos por la cara, las lleva hacia
el cabello, sirve y entrega una copa a
Rubí. Brindan).
ESCENA VIII.
(Una pequeña sala, decoración sencilla. Joel y
Clarissa esperan al Jefe Civil, que los casará. Cerca, Víctor San Román, viudo
y padre de la novia. Tulio Anzola, vestido de mujer, se hace pasar como hermana de Joel. El padre de la novia
coquetea con Tulio. Éste, nervioso se acerca a los novios).
TULIO:
(Besa a Clarissa) ¡Mi querida
cuñadita, espero que sigamos
platicando!
CLARISSA: ¡Será
un placer, bella Carola, estuvo tan agradable!
TULIO: ¡Cuando
lleve gusto, aunque insisto que te conozco de algún lugar!
CLARISSA:
(Risa nerviosa) ¡Tengo primas que se parecen a mí!
(Joel observa a Tulio, éste, lo invita a conversar.
Joel se separa de su esposa y camina detrás de Tulio).
JOEL: (A
Tulio) ¿Conoces a mi novia?
TULIO: Para
nada, simplemente quería conversar contigo.
JOEL: ¡Dice
que eres muy bella! Perdón!
TULIO: (Serio)
No te preocupes. Mil veces me lo repetía la cacatúa de tu suegro
JOEL: (Sonríe) ¡No quería interrumpirlos, se
veían tan tiernos!
TULIO: Es,
un viejo peludo, baboso. (Ríe) Le bailaba la plancha cuando cotorreaba.
JOEL: (Risas)
¿Y su viudez?
TULIO: Me
repitió como quinientas veces que era viudo. También le dije que había
enviudado.
JOEL: ¡Qué
loco!
TULIO: Preguntó
el nombre de mi esposo, y le dije que se llamaba ¡Mambrú!
(Joel y Tulio se desternillan de la risa. Pasa el
mesonero y alcanzan unas copas con
licor, brindan y toman).
JOEL: ¿Y
dónde está el Mambrú?
TULIO: (Tararea
una canción) ¡Mambrú se fue a la guerra, qué dolor, qué dolor qué pena, Mandrun
se fue a la guerra y no sé cuándo
vendrá…!
(Tulio Y Joel no dejan de reír. Tulio, mira a su alrededor.
Gime).
JOEL: ¿Qué
pasa, Tulio?
TULIO: ¡Tengo
los nervios de punta!
JOEL: (Lo
abraza) ¡Me siento muy feliz de tenerte conmigo!
TULIO: ¡Repítelo,
amor!
JOEL: ¡Mi
amigo de infancia! (Ríe) ¡Te ves preciosa!
TULIO: ¡Qué
buen actor eres! (Cambia la voz) ¡Ay, estoy excitada!
JOEL: (Risa
nerviosa) Tú no tienes…
TULIO: ¿Compón?
JOEL: ¡No
tomes tanto, Tulio! ¿Te sientes bien?
TULIO: ¡Me
siento triste!
JOEL: ¿Qué
pasa, te hice daño?
TULIO: No,
mi amor, pienso en tu madre!
JOEL: ¡Vive
el momento! Estás conmigo.
TULIO: ¡Para
toda la vida!
JOEL: (Indiferente)
¡Aquí, estuviera con una cara de perro!
TULIO: (Su
voz) No creas que sea fácil compartir este medio.
(Observa a una mujer) ¿Ves aquella señora?
JOEL: (La
divisa) Sí.
TULIO: Está
con su marido, pero se está devorando con la Mirada a tu suegro.
JOEL: (Toma
un sorbo) ¡Ya hemos tocado ese punto! Lo cierto es que, pertenezco a una clase
social igual que ellos…
TULIO: ¡Si
yo me llamara Joel Noguera, tendrían que aceptar a mi madre!
(Víctor San Román, padre de la novia se acerca donde
se encuentra Tulio y Joel).
VÍCTOR: ¡Mi
querido yerno, usted tiene una hermana muy bella!
(Tulio, sonríe, y levanta la copa hacia Víctor en
señal de brindis).
JOEL: (Abraza
a Tulio. Tose) ¡Gracias suegro! Perdona, Carola ya regreso
TULIO: (Baja
el brazo y pellizca la pierna de Joel) ¡Joel, que olvidadizo eres.
JOEL: (Joe,
gime) ¡Uhhh!
VÍCTOR: (Preocupado)
¿Le sucede algo, yerno, aquí hay médicos…?
JOEL: No,
es que se me olvidó buscar sus medicinas.
VÍCTOR: Bella
dama, si está ingiriendo licor, no debe tomar ningún tipo de medicina…
TULIO: (Interrumpe)
¡Ay, Víctor! Le digo que las medicinas no
me hacen efecto, si no estoy bien prendida.
(Joel y Victor cruzan miradas. Tulio ríe a
carcajadas, y le da una palmada en el pecho a Víctor, que casi lo derriba).
JOEL: (Con
asombro) ¡Hermana! ¿Te encuentras bien?
TULIO: (Risa
Fuerte) ¡Ay, cariño, me siento divina, deja que
yo busco la medicina, y de paso
echo una orinadita!
JOEL: (Se excusa)
¡Qué pena, suegro! No le haga caso. Ella no
toma, y dos tragos ya le hacen daño.
VÍCTOR: No se
preocupe, yerno, nosotros hemos
conversado, es una mujer muy
inteligente, es elegante y muy actual. ¿Sabe una cosa, Joel?
JOEL: ¿Sí?
VÍCTOR: ¡Tu
hermana me gusta! Y, bueno le propuse matrimonio.
(Joel, que
estaba sorbiendo un trago se ahoga y tose.
Víctor, le
da golpes suaves en la espalda).
JOEL: Perdone,
suegro, es que el whisky está puro, y…
VÍCTOR: ¡Yerno!
Yo sé que usted la cela, pero…
JOEL: (Serio)
¡Ella no puede casarse!
VÍCTOR: ¿Por
qué no? Ella es viuda, igual que yo.
JOEL: No.
VICTOR: ¿Cómo?
JOEL: (Nervioso)
¡Bueno, sí. Es que su esposo dejó un
testamento!
VICTOR: Muy importante, pero. ¿Hay algún impedimento?
JOEL: ¡Por
ahora, sí!
VICTOR: ¡Ay
yerno, me tiene nervioso, ¿Qué dice ese testamento?
JOEL: (Serio,
mira alrededor) ¡Mi hermana, debe curarse, para poder recibir la herencia.
VICTOR: ¿Curarse?
JOEL: ¡Sí,
su enfermedad se llama Stinoqueta del stanchoral .
VICTOR: (Asombro)
¿Qué?
JOEL: ¡Sí,
es algo así como una filibridí!
VICTOR: ¡Bestia,
yerno, sigo sin entender!
JOEL: ¡Bueno,
suegro, yo tampoco entendía nadita!
VICTOR: (Curioso)
¿Pero ahora entiende algo?
JOEL: ¡Algo
no, mucho! He tenido que soportarla, vive en mi casa.
VICTOR: ¡Está
bien, ya le entendí que está enferma! (Voz alta) ¡Pero, dígame de una vez! ¿Qué quiere decir eso?
(Algunos invitados voltean hacia ellos. Víctor
sonríe y hace saludo).
JOEL: ¡Ella
está loca!
VÍCTOR: ¿Ah?
JOEL: (Para
sí. Gestos) ¡Este viejo pende...! ¿Ah?
VÍCTOR: ¿Qué
dice, yerno, pero está en tratamiento, es peligrosa?
JOEL: ¡No,
sólo cuando toma! ¡Disimule suegro, que ahí llega!
(Tulio,
aparece con un vaso en la mano, su caminar es torpe,
toca con
disimulo sus partes íntimas. Víctor, lo
observa y
suelta un gemido. Joel, camina rápido hacia Tulio).
JOEL: ¡Que
vaina amigo! Acuérdate, que aquí eres una dama.
TULIO: ¿Qué
estoy haciendo?
JOEL: ¡Disimula
cuando te rasques las partes!
TULIO: (Lo
abraza) ¡Anda ráscamelas tú!
JOEL: (Se
separa) ¡Estás ebrio, carajo, ni siquiera mi madre!
(Tulio,
camina alrededor de Joel. Suelta unas carcajadas y
aplaude).
TULIO: ¡Por
fin dices algo bello de Rubí, cariño!
(Víctor,
camina donde se encuentra Joel y Tulio).
VICTOR: ¿Quién
es Rubí, mi bella Carola?
TULIO: ¿No
la conoces? ¡Rubí es mi madre!
JOEL: (Tapa
la boca a Tulio) ¡Ella es una cajita de sorpresas, no le haga caso, yerno!
TULIO: (Se
separa) ¿Qué pasaría, Joel? ¡Si de repente, Zúas! ¿Se aparece?
JOEL: ¿Ah?
(Tose) ¿Qué dices, tú crees que pudiera aparecer?
VICTOR: ¡Qué
importa que venga, (A Carola) ¡Déjame contemplarte, bella!
TULIO: (Toma
la mano de Víctor) ¡Niño, adelante, soy toda tuya!
(Joel, va hacia Tulio, lo separa de Víctor, lo
abraza y le hace cariño).
JOEL: ¡Hermanita
te adoro, te amo, sé que eres feliz a mi lado!
TULIO: (Lo
abraza, murmullos) ¡Sí, mamacita sabrosita, soy toda tuya.
(Joel, se separa con disimulo de Tulio. Éste, le
propina una palmada por el trasero).
VÍCTOR: (Ríe)
¡Qué tiernos se ven los hermanos Noguera! (A Joel) ¡Se ve muy sana!
JOEL: (Para
sí) ¡Sí, pero no te le pegues mucho que no es bolero!
(Tulio, se
abalanza hacia Joel y queda abrazado. Tulio,
besa
a Joel,
que hace lo posible por separarse).
TULIO: Mi
cielo, quiero otro trago. ¿Qué dice ese viejo, cachetes de nalgas de burro?
JOEL: ¡Tranquila,
Carola, me voy, debo atender a mi novia!
TULIO: No
te preocupes, hermanito, mi futuro esposo me acompañará.
JOEL: (Lo
mira) ¿Qué pasa Tu… perdón Carola?
VÍCTOR: ¡Váyase,
yerno, yo atiendo a su bella hermana!
JOEL: ¡Se
equivoca, suegro, ella sabe cuidarse!
TULIO: ¡Ya
es hora de que acabe todo, Joel!
VICTOR: (Extrañado) Y. ¿Qué es todo, mi carola?
(Joel, camina
hacia Tulio, lo abraza y se lo lleva hacia un lateral del
escenario).
JOEL: ¡Qué
vaina hermano, tan bien que íbamos!
TULIO: ¿No
te das cuenta? ¡Quiero estar a tu lado!
(Joel, toma a Tulio por un brazo, éste lo abraza y
trata de besarlo en la boca).
JOEL: ¡Estás
ebrio, Compórtate!
(Se interrumpe la conversación, aparece Rubí Noguera, la madre de Joel).
RUBÍ: (Emoción)
¡Qué bello estás, hijo!
JOEL: (Nervioso)
¡Madre!
VÍCTOR: (Asombro)
¡Doña!
(Rubí, avanza hacia su hijo, lo abraza. Joel, mira
con disimulo a su alrededor, su esposa Clarissa se acerca, igual Víctor y un
Tulio que sonríe y aplaude).
JOEL: (Se
separa de Rubí) ¡Les presento a Rubí, mi madre!
CLARISSA: (Asombro)
¡Doña Rubí!
(Rubí y
Clarissa se abrazan. Víctor, se acerca a Rubí y le da la mano).
JOEL: (Aturdido)
¡No puede ser!
CLARISSA: (A
Joel) ¡Desde pequeña, la he visto en mi casa!
RUBÍ: Llegué
al club con Víctor y Mimi, su esposa.
JOEL: (A Rubí)
¡Madre, cada día te conozco menos! ¿Y Clarissa?
RUBÍ: (Abraza
a Clarissa) ¡Clarissa, era mi niña consentida!
CLARISSA: ¡Ella,
me enseñó a montarme en el columpio! ¿Recuerdas?
RUBÍ: (Ríe)
le tenías miedo, Mimi tu madre, agradecía que jugara contigo.
Clarissa: ¡Figúrate,
mi madre en silla de rueda! Y gracias a ti aprendí a montarme en todos los
aparatos.
TULIO: Joel,
creo que estás a tiempo de conocer a Rubí.
JOEL: (Triste)
No sé qué decir…
(Se anuncia
la llegada del Juez que casará a Joel y Clarissa).
VÍCTOR: (Voz
alta) ¡Esperen, por favor!
CLARISSA: ¡Padre,
llegó el juez que me va a casar!
(Víctor, se
acerca a Tulio)
VÍCTOR: (Emoción)
Rubí. ¡Quiero pedir la mano de tu hija!
RUBÍ: (Ahogada)
¿Qué dices, Víctor?
VÍCTOR: ¡Me quiero
casar con tu hija Carola!
RUBÍ: (A
Tulio) ¡Tulio!
VÍCTOR: ¿Tulio?
TULIO: ¡Sí,
Tulio Anzola, amigo de Rubí y Joel!
VÍCTOR: (Gime)
Joel. ¿Por qué me engañó?
JOEL: Perdone,
soy culpable…
TULIO: No,
Joel, este show lo monté yo…
JOEL: ¿Qué
dices Tulio? Acudí a ti porque no quería que mi madre…
TULIO: ¡Ya,
amigo, lo que importa es que Rubí está contigo, que tu matrimonio es un hecho..!
VÍCTOR: (A
Clarissa) ¡Hija, creo que te equivocaste! Éste señor no merece ser tu marido.
JOEL: (Voz
alta) Tiene razón, el equivocado soy yo. (A Clarissa)
VICTOR: Clarissa,
perdóname, no me puedo casar contigo.
CLARISSA: ¿Qué
dices, amor? Podemos esperar, no hay prisa.
RUBÍ: (A
Joel) Cariño, no hagas más difícil ese camino, ella te hará feliz.
TULIO: (Triste)
Tu madre tiene razón Joel, ese camino es bello vuelve a empezar… adiós amigo.
(Tulio, camina hacia la salida, Joel, le da alcance, lo abraza, Tulio le corresponde).
JOEL: (Voz
alta) ¡Quiero que me escuchen, Tulio y yo
vivimos una Infancia hermosa, nos
separamos por muchas razones, pero nos
volvimos a encontrar.
RUBÍ: (Llora)
¡No saben cómo los amo, pero déjalo ir, Joel!
JOEL: (Gime)
No madre, alguien dijo: “Quien encuentra a un amigo, encuentra un tesoro” El tiempo ha sido un
gran maestro para nosotros… Sí, lloré cuando me llevaste de aquel barrio, no quería dejar a Tulio solo.
RUBÍ: ¡Hijo,
no sigas!
TULIO: (Emoción)
¡Agradezco este bello reencuentro amigo, pero
tengo que irme!
JOEL: (Lo
abraza) ¡Espera Florangel Fontaine! Las despedidas son tristes. Madre, no se va solo! ¡El amor es como una tormenta,
juntos lucharemos, ya no puedo estar sin
él… lo amo!
(Tomados de la mano, Joel y Tulio salen de escena.
Un efecto de sonido adecuado acompaña los gestos, posiciones de asombro, y
tristeza de Rubí, Víctor, Clarissa, y
los invitados).
FIN
Nota: Cualquier uso de la obra requiere la autorización del autor.