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Especialista en Teatro Venezolano

martes, 21 de febrero de 2012

Mayling Peña Mejías


http://dramaturgosvenezolanos.blogspot.com/2009/04/dramaturgas-venezolanas-mayling-pena.html

Cucumbaguay


Marzo 2004



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Esta obra fue estrenada en agosto de 2004, por Garuart Producciones, en el Teatro Rosalía de Castro de la Hermandad Gallega de Venezuela, con el siguiente elenco:


Dramatis Personae:
El joven indígena Cucumbaguay (Anthony Gómez)
La mariposa Laila (Regina González)
La mantis religiosa Orión (José Manuel Castro)
La pantera Ra (Alejandro Palacios)
La joven indígena Yiribay (Jennifer Flores)



Dramatis Personae:
El joven indígena Cucumbaguay
La mariposa Laila
La mantis religiosa Orión
La pantera Ra
La joven indígena Yiribay

La deslumbrante selva amazónica Venezolana. Llena de grandes árboles esplendorosos. Aparecen todos los personajes en escena. Primero Ra merodeando los árboles en la penumbra de la noche, realiza varias acciones y se esconde sigilosamente. Entra el sol alumbrando el camino del joven indígena Cucumbaguay que intenta cazar recorriendo todo el espacio con agilidad, detrás Laila que aún es un gusano, lo acompaña. Orión en lo alto de la colina tan solo piensa. Yiribay torpemente se peina la larga cabellera negra, con sus manos y recorre el proscenio distraída. Ra acechante los observa a todos y se esconde entre los árboles –Todos en escena y todos solos, excepto Laila y Cucumbaguay que interactúan - .Laila inicia su recorrido a lo alto de un árbol, al llegar arriba entra en su capullo y se convierte en mariposa, sólo Cucumbaguay la mira extasiado, ella sale volando por todo el espacio y Cucumbaguay en sueños observa su recorrido, debajo de un árbol se acuesta y duerme una siesta. Llega  volando la hermosa mariposa, Laila, y se posa a su lado. Podremos ver el recorrido de la mariposa siempre presurosa. Todos salen de escena cuando Laila llega al suelo nuevamente. Orión desaparece, Ra huye y Yiribay sale sin saber por qué.

En el momento que entran todos los personajes los árboles irán tomando un tono otoñal distinto al verde del inicio de la obra, solo Laila se percata de la situación. Todos salen quedando Cucumbaguay dormido.  Laila baja de lo alto de un árbol.

LAILA: (tratando de despertarlo) Cu.

LAILA: Cucum.

LAILA: Cucumba.

(Cucumbaguay no despierta)

LAILA: Cucumbagu.

LAILA: (desesperada) ¡Cucumbaguay! Despierta.

CUCUMBAGUAY: (se despierta de golpe) ¿Laila? (se vuelve a acostar ignorándola)

LAILA: Si, yo, ¡levántate!

CUCUMBAGUAY: ¿Qué quieres?

LAILA: (agitada) Algo está pasando en nuestra tierra. Salgo por aquí, entro por allá, doy la vuelta acá, miro hacia atrás y veo...

CUCUMBAGUAY: ¿Qué?

LAILA: veo...

CUCUMBAGUAY: ¿Qué?

LAILA: Huelo...

CUCUMBAGUAY: ¡Habla!

LAILA: Algo está pasando.

CUCUMBAGUAY: Ya lo dijiste.

LAILA: Son los árboles.

CUCUMBAGUAY: ¿Y?

LAILA: ¡Los árboles se están muriendo!

CUCUMBAGUAY: ¿Qué?

LAILA: ¡Se están muriendo los árboles!

CUCUMBAGUAY: ¿Muriendo?

LAILA: Sí, las hojas se ponen pálidas, el tronco se seca, las flores se caen, ellos están muy tristes. Debemos buscar ayuda.

CUCUMBAGUAY: Sí, sí.

LAILA: ¿No te has dado cuenta? Siempre tengo que ser yo la que descubre todo.

CUCUMBAGUAY: Desde lo alto todo se ve mejor, y tú te la pasas de rama en rama.

LAILA: ¡Ay! Cucumbaguay tenemos que buscar una solución.

CUCUMBAGUAY: Y, pronto.

LAILA: Pues sígueme, ya sé quien puede contestar mis preguntas.

CUCUMBAGUAY: ¿Quién?

LAILA: Sígueme.

CUCUMBAGUAY: ¿A dónde?

LAILA: El maestro. ¡Ay! Sígueme y no hagas tantas preguntas que yo no las puedo contestar todas. Ven.

CUCUMBAGUAY: Vamos.

LAILA: Deprisa hombre que no tenemos todo el día.

CUCUMBAGUAY: Ya voy, te sigo. (Laila sale delante y Cucumbaguay observa a los árboles distraído, se retrasa) ¡Mujeres! Siempre quieren llevar la delantera (pausa, observa a los árboles) ¡Qué extraño hay arañazos en todos los troncos! Parece que alguien ha metido su mano, bueno su garra, en este asunto...

(Ambos salen. Se enciende el pedestal en donde está Orión de espaldas mirando una cascada de agua que está frente a él)

ORIÓN: (girando hacia el público) Las hojas caen, el tronco se seca,  las flores no crecen. ¡AHHHHHHH! Pero, la luz del sol cada día alumbra, el agua en la zona abunda, llueve. Están los minerales donde deben estar... Sólo el hombre a todos ayudar Podrá...

(Entra sólo Laila agitada)

LAILA: Mi querido Orión ya he visto...

ORIÓN: Suficiente.

LAILA: Sólo me pregunto...

ORIÓN: ¿Qué podemos hacer?

LAILA: Y no puedo...

ORIÓN: La respuesta hallar.

LAILA: Sí.

ORIÓN: Ni tú ni yo podemos nada hacer.

LAILA: ¿No? Y... ¿entonces quién?

ORIÓN: Para resolver humano debe ser.

LAILA: Yo conozco...

ORIÓN: Ese alguien quizás ayudará. ¡Lo que convenga haz! Yo confiando siempre, aquí te esperaré.

LAILA: Muy bien querido maestro...

ORIÓN: “Orión”

LAILA: Muy bien querido maestro Orión.

ORIÓN: Sólo “Orión”.

LAILA: Muy bien querido maestro Solorión

ORIÓN: (molesto) ¡NO! (se compone), Sólo “Orión”, “Orión” solo ha de ser. El maestro enseña y educa. Yo solo yo soy, y mi saber conmigo está.

(Gira dando la espalda, se apaga la luz, sale Laila volando. Entra música, aparece Yiribay que camina por la selva intentando subsistir,  trata de tumbar un fruto de un árbol con brusquedad sin obtener resultado)
(Yiribay es torpe y esquiva).

YIRIBAY: ¡Ayyyy! (brinca) ¡ahhhhhhh! (Arranca una hoja) auuuuuuu!

LAILA: ¡NO!

YIRIBAY: ¿Ah?

LAILA: ¿Qué haces? No hales sus ramas.

YIRIBAY: (señalando el fruto) No puedo alcanzarlo.

LAILA: (toma el fruto y se lo da muy fácilmente) Ten.

YIRIBAY: ¡Gracias!

LAILA: De nada. (Quitándoselo)  Bueno nada no,  necesito un favor.

YIRIBAY: ¿Cuál?

LAILA: Te lo suplico, por favor, no maltrates a los árboles. ¿Sí?

YIRIBAY: Sí. Está bien.

LAILA: De verdad, no les hagas daño.

YIRIBAY: Bueno. Lo intentaré, lo intentaré. No me apresures, calma. (Le extiende la mano para quitarle el fruto).

LAILA: (le da el fruto) Necesito ayuda. ¿Has visto a Cucumbaguay?

YIRIBAY: (comiendo rápidamente) ¿Cucum...

LAILA: ¡Ay! Un joven, así como tú, caminando por aquí.

YIRIBAY: No he visto a nadie.

LAILA: ¿Y a los árboles?

YIRIBAY: ¡Sí! Están aquí siempre.

LAILA: Ya sé. ¿Pero... No lo has notado?

YIRIBAY: ¿Qué?

LAILA: Que mueren.

YIRIBAY: ¿Sí?

LAILA: ¿No ves?

YIRIBAY: ¿Sí?

LAILA: ¡Ay! No ves nada, ni a nadie. ¡Abre los ojos! Y mira a tu alrededor (ella lo hace sin interés) Ayyyyyy! Me tengo que ir, estoy buscando a mi amigo y tengo muchos asuntos que resolver.

YIRIBAY: ¿A Cucumda...?

LAILA: Sí, Cucumbaguay, adiós.

YIRIBAY: (deteniéndola) ¿Te puedo ayudar?

LAILA: ¿Tú? 

YIRIBAY: Sí. Estoy sola, mi etnia se ha marchado a otro lugar y mi hogar ha desaparecido.

LAILA: ¿Por qué?

YIRIBAY: Ya no hay más frutos y los animales también se han ido.

LAILA: Bueno... Acompáñame, para algo me servirás. Sígueme...

YIRIBAY: (presentándose) ¡Yiribay! Esa soy yo.

LAILA: Sígueme Yiribay, yo soy Laila, recuérdalo ¿sí?

YIRIBAY: (repitiendo) Laila, Lai – la, Laila... Laaaaaaa iiiiiiiiiiiiiiiii laaaaaaaaaaa.

(Ra observa a Laila y a Yiribay que salen agitadas. Cucumbaguay entra por el extremo contrario a RA)

RA: ¡Apesta! Vuela, vuela, vuela (agarra una rama de un árbol y la rompe) Pronto dejarás de volar. (pausa) ¡Apesta! Corre, corre, corre, que ya tus patitas no andarán... (ríe, saca una red y la guinda de uno de los árboles y se esconde nuevamente).
Quizá el camino se haga más largo para muchos... Tal vez el camino no sea fácil de encontrar...

(Cucumbaguay  camina entre los árboles tropieza y cae en la red que ha dejado Ra, intenta salir hasta que por fin lo logra. Ra en escena se ríe y celebra su malvada  hazaña).

CUCUMBAGUAY: ¡Ay! No puede ser. Tengo que salir de aquí y seguir a Laila, (forcejea dentro de la red) me temo que no podré encontrarla. (grita) ¡Laila! ¡Laila! ¡Ayúdame! (forcejea nuevamente) Tengo que lograrlo, lo tengo que hacer, ¡Ay! ¡OH!  ¡Uyyyyyyyyyy! Necesito saber qué le está pasando a los árboles y encontrar la solución. ¡AH! Tengo que salir, lo tengo que lograr. (sale de la red) Lo hice.

RA: (aparte) La próxima vez no será tan fácil escapar.

CUCUMBAGUAY: (Caminando entre los árboles) ¿Qué estará pasando? ¿Pelos? ¡Pelos negros! Vaya, tengo dos pistas y una red: primero las garras y... ahora pelos... Garras y pelos. Garras y pelos. (camina y por su espalda entra Yiribay perdida y torpe)

YIRIBAY: ¿Laila?

CUCUMBAGUAY: (mirando a Yiribay) ¿Laila?

YIRIBAY: ¿Laila? ¿Dónde estás? (pisa una rama de árbol del suelo) ¡Ay!

CUCUMBAGUAY: ¡Cuidado!

YIRIBAY: (asustada, lo ve) ¡AYYYYY!

CUCUMBAGUAY: Trátalos con cuidado.

YIRIBAY: Lo siento, perdón, disculpa es que yo... y.... aaaaa... eee. Yooooo.

CUCUMBAGUAY: Tranquila.

YIRIBAY: Sí, yo, lo siento es que estoy buscando a Laila, una mariposa, que vuela ¿Sabes? Así (lo hace) Y así, (lo hace)  ¿Me entiendes?

CUCUMBAGUAY: Sí, ya sé como vuelan las mariposas. Yo también la estoy buscando.

YIRIBAY: ¿a Laila?

CUCUMBAGUAY: Sí.

YIRIBAY:  ¿Sí?, Uffffff, qué bueno.

CUCUMBAGUAY: ¿Te dijo lo que está pasando con los árboles?

YIRIBAY: Sí, y está buscando a un Cu... gua, cubagu, cucum, guduy...

CUCUMBAGUAY: A mí, Cucumbaguay.

YIRIBAY: ¡AH!, Tú eres... Cucu... guagua

CUCUMBAGUAY: Cucumbaguay

 YIRIBAY: AH, ya sé, eso mismo iba a decir yo. También me dijo que los árboles están muriendo ¿Es verdad?

CUCUMBAGUAY: Sí, no lo has notado.

YIRIBAY: (dudando) Bueno, sí.

CUCUMBAGUAY: (suspirando) Ahh! Tengo que encontrar a Laila, y pronto porque cada vez caen más hojas, mira.

YIRIBAY: (mirando) Siiiiii.

CUCUMBAGUAY: Debemos encontrar la solución.

YIRIBAY: Sí. Yo también la estoy buscando.

CUCUMBAGUAY: ¿La solución?

YIRIBAY: No, a Laila.

CUCUMBAGUAY: Ya lo dijiste.

YIRIBAY: Sí, yo, ¡Quiero ayudar!

CUCUMBAGUAY: (aparte) ¡Mucho ayuda el que no estorba! (A ella) Debemos separarnos, tú ve por allá y yo iré por acá.

YIRIBAY: ¿Separarnos?

CUCUMBAGUAY: Será mejor. Anda, (señalando) tú por allá y yo por acá.

YIRIBAY: (dudando) ¿Por acá?

CUCUMBAGUAY: Sí.

YIRIBAY: ¿Y si la encuentro qué?

CUCUMBAGUAY: Dile que la estoy buscando, ella sabe el resto, o bueno, no le digas nada, yo la encontraré antes.

YIRIBAY: ¿Lailaaaaaaaaaaaaaaaaaa? ¡Lailaaaa!

CUCUMBAGUAY: No tienes que gritar.

YIRIBAY: (susurrando) Bueno. ¡Lailaaaaaaaaaa! ¿Estas volando? No puedo verte... (devolviéndose) Oye, Cucumbaguay. 

CUCUMBAGUAY: ¿Qué?

YIRIBAY: (coqueta) ¿Nos volveremos a ver?

CUCUMBAGUAY: Es posible.

YIRIBAY: Y, ¿eso qué quiere decir? ¡que sí o que no, o que tal vez, o que jamás...

CUCUMBAGUAY: (sonriente, alejándose) Que sí.

YIRIBAY: (celebrando) UUUUUUyyyyyyyyyy ¡Qué bueno! Nos veremos pronto... Adiós, (vuelve en sí) Yo estaba... Estaba... ¡Claro, buscando a Laila! Mariposa. Laiiiiiiiiiiiiiiiilaaaaaaaaaaaaaaa.

(ambos se separan buscando a Laila, Yiribay sale de escena y entra Orión que mira a Cucumbaguay)

ORIÓN: Ayudar tu puedes.

CUCUMBAGUAY: ¿Ah?

ORIÓN: Algo que no es agua, viento, sol o minerales necesitan.

CUCUMBAGUAY: Yo no sé qué es.

ORIÓN: Saberlo podrás.

CUCUMBAGUAY: ¿Cómo?

ORIÓN: Sólo tú podrás solucionar.

CUCUMBAGUAY: Lo intentaré, pero aún no sé por dónde empezar.

ORIÓN: Empezado ya haz. El rumbo que iniciaste sigue. (inicia mutis)

CUCUMBAGUAY: ¿Oiga?

ORIÓN: “Orión”

CUCUMBAGUAY: Yo soy...

ORIÓN: humano.

CUCUMBAGUAY: Sí, pero...

ORIÓN: Cucumbaguay, el rumbo que iniciaste ya sigue. (Sale)

CUCUMBAGUAY: El tiempo se agota.

ORIÓN: (en off) El tiempo suficiente tendrás.

CUCUMBAGUAY: ¡Vaya! Creo que continuaré por aquí.

(Aparece Ra que ha observado la escena y acecha a Cucumbaguay).

RA: (gruñe y se muestra agresivo) GRRRRR!   Raaaaaaaaaaaaa!

(Cucumbaguay se asusta y se detiene).

RA: ¿Tienes prisa?

CUCUMBAGUAY: (asiente con la cabeza)

RA: ¿Buscas algo?

CUCUMBAGUAY: (asiente con la cabeza más rápido)

RA: ¿Algo que se te ha perdido, cachorrito?

(Cucumbaguay intenta huir, pero Ra lo rodea y lo detiene).

RA: RAAAAAAA. ¡Asustado! ¿Tienes miedo cachorrito?

CUCUMBAGUAY: No me digas cachorrito.  

RA: Altanero el hombrecito ¿No? ¡GRRRRRRaaaa!      

CUCUMBAGUAY: ¿Crees que todo el mundo debe tenerte miedo?

RA: No, pero tú si deberías.

CUCUMBAGUAY: No me asustan tus garras.

RA: ¿Y mis dientes?

(Ambos luchan en un juego corporal y Cucumbaguay logra escapar dejando a Ra confundido).

CUCUMBAGUAY: ¡Aléjate de mí! (sale)

RA: ¡Lo he dejado escapar! ¡Apesta! Él sería un gran banquete para esta noche. ¿Por qué huyes mi querido amigo? (gruñe) si apenas comienza el juego. ¡Cobarde! No huyas hombrecito. (Transición.) “Orión”, siempre Orión. ¿Cómo un animal tan asqueroso puede mandar sobre el cerebro de los hombres? Imbéciles apestosos. El instinto es mejor que la razón. ¡Baa! ¡Baaaa! ¡Baaaaaaa! Yo debería gobernar el mundo y comer todo lo que quiera cuando quiera (se come un gusano que va por el suelo y corre veloz al tiempo que entra Yiribay y se encuentran frente a frente)

RA: Ahhhhh! Otra presa, no pensé que llegaría tan pronto. (ataca a Yiribay)

YIRIBAY: (grita) ¡Aayyyyyyy! ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme!

RA: (gruñe y la acorrala para comérsela) Graaaaaaa! ¡Mmmmm! ¡Raaaaaaaa!

YIRIBAY: (grita) ¡Aayyyyyyy! ¡Auxilio! Lailaaaaaaaaaaa, Cucumbaguayyyyyyyyyyyy.

(Entra Laila, observa de lejos la situación y corre a pedir ayuda a Orión, Ra arrastra a Yiribay por el suelo y la saca del escenario. Se enciende la luz de Orión, al igual que al principio de la obra, entra Laila)

LAILA: (gritando) Orioooon.

ORIÓN: Lo que él quiere conseguir no podrá...

LAILA: Yiribay...

ORIÓN: En peligro está.

LAILA: Sí.

ORIÓN: Y es preciso que a salvarla vayan.

LAILA: Sí.

ORIÓN: Cucumbaguay el rescate hará.

LAILA: Lo he estado buscando pero, yo  venía con él, bueno él venía detrás... y, no lo vi...

ORIÓN: Él la ha de encontrar.

LAILA: ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? Los árboles se secan cada vez más y no sabemos la causa, ni la solución, y ahora para empeorarlo todo aparece Ra, se lleva a Yiribay y Cucumbaguay no está por ninguna parte. Yiribay no puede defenderse sola, es muy...

ORIÓN: De la prisa sólo el cansancio queda.

LAILA: Pues iré deprisa porque así me siento mejor, odio la pasividad, no puedo estar tranquila.

ORIÓN: Yiribay a salvo estará.

LAILA: Seguro, pero mientras esté con Ra, yo iré preocupada buscando ayuda por todos lados. Tengo que seguir la marcha, me voy, adiós (sale)

ORIÓN: Laila, apreciada. Mueve al mundo tu energía. Continúa ágil, veloz como el viento.

(Laila vuela. Cucumbaguay va por el bosque mirando los árboles y buscando la causa de su muerte, ve pasar a Ra llevando consigo a Yiribay, en contra de su voluntad. Él va tras ellos escondido. Ra solo le habla a Cucumbaguay, a Yiribay  le gruñe y la acosa).

CUCUMBAGUAY: ¿Qué quieres Ra?

RA: (gruñe) ¡Comer, alimentarme para poder vivir!

CUCUMBAGUAY: Ella viene conmigo.

YIRIBAY: Sí, yo vengo con él.

RA: Yo la encontré primero, es mía y me la voy a comer.

CUCUMBAGUAY: ¿Te la vas a comer?

RA: Sí.

YIRIBAY: NOOOOOOOOO

CUCUMBAGUAY: ¿Seguro que te la quieres comer?

RA: Si, tengo hambre y estoy muy aburrido de todos ustedes, los humanos.

CUCUMBAGUAY: Muy bien, hazlo.

YIRIBAY: ¿Qué?

CUCUMBAGUAY: Hazlo.

YIRIBAY: No.

RA: (sorprendido) ¿No te importa?

CUCUMBAGUAY: En realidad no me importa, ella es una buena para nada, no sabe cazar, es tonta y no pudo escaparse de ti, cosa que yo hago con mucha facilidad.

RA: ¿Ah, sí?

YIRIBAY: ¿Tonta?

CUCUMBAGUAY: Sí (a ella). Sí (a él).

CUCUMBAGUAY: Lo que de verdad me importan son los árboles., sin ellos no podremos vivir.

(Ra Ríe)

CUCUMBAGUAY: No podremos vivir, ni tú, ni ella, ni yo.

RA: ¿Ni yo?

CUCUMBAGUAY: ¡Claro! Los seres vivos necesitamos del oxígeno para respirar.

RA: Respirar...

CUCUMBAGUAY: Y he llegado a la conclusión de que alguien es el causante de este desastre que acabará matándonos a todos.

YIRIBAY: ¿A todos? ¡ayyyy!

CUCUMBAGUAY: Sí, alguien está provocando la muerte de los árboles, no diré quien, solo sé que tiene largas garras, pelo negro y bigotes.

YIRIBAY: ¿Garras, pelo negro y bigotes?

CUCUMBAGUAY: ¡Ajm!

RA: Yo no he hecho nada.

CUCUMBAGUAY: Yo no dije que fueras tú.

YIRIBAY: ¡Ah! Claro, eres tú.

RA: No fui yo quien rasgó los troncos de los árboles, ni tampoco quien corto algunas hojas, y... ¿Por qué tengo que ser yo quien sacó todas las raíces de la tierra?

(Entra Laila y se sorprende al escuchar).

LAILA: ¿Tú?

RA: No, yo no.

CUCUMBAGUAY: Pues nadie había dicho las causas por las que morían los árboles.

LAILA: Sólo tú las sabes.

CUCUMBAGUAY: Conclusión: Tú eres el causante de todo.

YIRIBAY: ¡Tú!

RA: No.

LAILA: ¿Qué quieres ahora Ra?

RA: Nada que a ti te interese o que me puedas dar.

LAILA: A mí todo me interesa.

RA: Quiero comer para poder vivir. Déjenme en paz.

LAILA: (remedándolo) sí, sí, sí.

RA: Quiero darle más trabajo al “sabio” Orión, al viejo, al bicho, al apestoso Orión.

LAILA: ¿Trabajo?

RA: Sí, lo odio cada día más. ¡Apesta!

LAILA: Pero, Orión no puede hacer nada para resolver los problemas, que tú, constantemente causas.

RA: Siempre consigue ayudar, siempre haya la solución, todos le obedecen y le besan las mugrientas patas ¡TODOS! Hasta los hombres.

LAILA: Todos tenemos un lugar en la tierra Ra.

CUCUMBAGUAY: Hasta tú, tienes el tuyo.

RA: Pero no el que merezco. No seguiré las órdenes de un bicho.

LAILA: Tú no tienes remedio, pero los árboles sí, solo te pedimos que dejes de causar desastres.

RA: Yo no causo desastres.

YIRIBAY: ¿Ah, no? ¿Y los árboles?

RA: (Gritando) Yo debería gobernar aquí. (Al público) Gobernarlos a todos ustedes.

YIRIBAY: (asustada) ¡Ay!

LAILA: Para poder gobernar debes hacer el bien a la mayor cantidad de seres posibles.

RA: ¡Cállense todos! Me los comeré uno a uno. ¡Graaaaaaa!  Sin contemplaciones. Haré un guiso espectacular (saca una olla y algunos vegetales) Zanahorias, papas, cebolla ¡No! Da mal aliento, perejil, pimentón, sal al gusto y por supuesto ¡La carne! La parte más deliciosa ¡MMhhhh!

CUCUMBAGUAY: Disculpa que no nos quedemos para el banquete, pero tenemos muchos árboles que sanar antes de que sea demasiado tarde. Adiós.

YIRIBAY: (siguiéndolo) ¡Adiós!

RA: No se irán tan fácilmente. Esta vez no los dejaré ir. ¿Por qué no viene Orión a salvarlos? Me tiene miedo.

CUCUMBAGUAY: ¿Qué harás para detenernos?

LAILA: Porque no pensamos permanecer impávidos ante tus desmanes.

YIRIBAY: Nos iremos, y ya.

RA: Me los comeré a los tres.

LAILA: No lo harás.

RA: No me retes, apestosa. ¡No lo hagas!

YIRIBAY: Creo que ya es hora de irnos, con su permiso que se nos hace muy tarde.

RA: Deténganse, es una orden, ¿A dónde creen que van? Yo puedo llegar a todas partes, no hay escondite posible.

(En un juego corporal Laila, Cucumbaguay y Yiribay enredan a Ra dejándolo dentro de la olla inmóvil. Laila sale volando, todos corren queda solo Ra).

RA: ¡Tendré que cambiarme a vegetariano! (mientras come una zanahoria) No esta tan mal (sin ganas, la escupe) definitivamente no tengo tanta hambre, puedo esperar... esperaré... aquí tranquilito yo esperaré...

(Llegan a la cueva de Orión, Cucumbaguay, Laila y Yiribay).

ORIÓN: La causa encontrado ya han, pero el tiempo se agota, los árboles deprisa mueren. Cucumbaguay, algo pronto, debes hacer.

LAILA: Nos vamos ahora mismo maestro. Tú, Yiribay acompaña al maestro Orión mientras Cucumbaguay y yo vamos a toda velocidad.

YIRIBAY: ¿Puedo acompañarlos?

AMBOS: ¡No!

(Yiribay no entiende)

CUCUMBAGUAY: será mejor que te quedes aquí, es más seguro.

YIRIBAY: Está bien.

ORIÓN: (deteniéndolos) ¡Cucumbaguay!

CUCUMBAGUAY: ¿Sí?

ORIÓN: Nos has salvado a todos. Tu recompensa obtendrás.

CUCUMBAGUAY: Gracias maestro, pero aún tengo mucho que hacer...

(Ambos salen).
(Quedan Yiribay y Orión).

YIRIBAY: Y ¿Qué van a hacer?

ORIÓN: A los árboles rescatar y nuestras vidas salvar.

YIRIBAY: ¿Cómo?

ORIÓN: Nuevamente sus raíces sembrando y agua dándoles.

YIRIBAY: ¿Sembrando sus raíces? Esas que están abajo, ¿No?

ORIÓN: Si cada árbol tiene las raíces, el tronco, las ramas, las hojas, las flores y los frutos.

YIRIBAY: AHHHH, Estás son las flores (sacándose una de la cabellera) y lo que se come, son los frutos.

ORIÓN: Es así.

YIRIBAY: Entonces si Cucumbaguay  siembra nuevamente todas las raíces, los árboles podrán salvarse y darnos... Oxígeno.

ORIÓN: Sí.

YIRIBAY: También darán más frutos ¿No?

ORIÓN: Sí.

YIRIBAY: Flores, frutos y oxígeno. Alimento para el alma y para el cuerpo.

ORIÓN: Sí, rápido aprendes.

YIRIBAY: Gracias por enseñarme querido maestro Orión.

ORIÓN: “Orión”

YIRIBAY: ¿Sólo, Orión?

ORIÓN: Sí, Orión solo ha de ser.

YIRIBAY: Pero si es mi maestro, me acaba de enseñar.

ORIÓN: (sonriendo) Cierto es, Maestro, maestro Orión.

YIRIBAY: “Maestro Orión”

(Escenas simultáneas).
(En la cueva de Orión, Orión y Yiribay. En una esquina de la selva Ra y en la otra esquina Laila Y Cucumbaguay).

(Cucumbaguay y Laila sembrando las raíces de los árboles).

CUCUMBAGUAY: Ayúdame Laila, tenemos mucho trabajo por hacer antes de que vuelva a atravesarse Ra.

LAILA: Haremos todo lo posible.

(Entra música mientras ellos arreglan todos los árboles, todo se empieza a iluminar repentinamente).

LAILA: Lo estamos logrando Cucumbaguay.

(Cucumbaguay y Laila cansados de haber sembrado todos los árboles. Cucumbaguay se tumba en el suelo y por primera vez Laila junto a él).

CUCUMBAGUAY: ¡Ayyyy! Creo que no puedo moverme.

LAILA: Yo tampoco.

CUCUMBAGUAY: Pero lo logramos Laila, ya los árboles no morirán.

LAILA: Y nosotros tampoco. 

(En una esquina donde ha estado Ra tratando de salir de la olla).

RA: Algo nuevo se me ocurrirá... Estaré pensando nuevamente como hallar la forma de (intenta salir) la forma de... (intenta salir) de destruir a ORIÓN.

(En la cueva de Orión).

YIRIBAY: Maestro, ¿Y se puede aprender más de lo que sabemos?

ORIÓN: Menos de lo que imaginamos sabemos. Algo nuevo cada día aprender puedes.

YIRIBAY: ¿Sí? ¿Yo puedo aprender más?

ORIÓN: Sí.

YIRIBAY: ¿Y usted también?

ORIÓN: También yo. Aprender de nosotros mismos podemos y del mundo que nos rodea.

YIRIBAY: Entonces estoy lista para aprender.

ORIÓN: (ríe) Y yo a enseñar dispuesto.

(Cucumbaguay y Laila)

LAILA: ¿Y ahora en qué estás pensando?

CUCUMBAGUAY: Ahora eres tú la que hace muchas preguntas.

LAILA: ¿No me quieres contestar? Algo me huele raro.

CUCUMBAGUAY: ¿Qué?

LAILA: Tú nunca has tenido secretos conmigo.

CUCUMBAGUAY: No tengo ningún secreto.

LAILA: Esa mirada perdida, la cabeza en las nubes, una extraña sonrisa. Yo creo que te pasa eso que enferma a los humanos.

CUCUMBAGUAY: ¿Qué?

LAILA: Estás enamorado.

CUCUMBAGUAY: No.

LAILA: Sí lo estás.

CUCUMBAGUAY: No.

LAILA: Por lógica, dos veces no quiere decir sí.

CUCUMBAGUAY: No diré nada.

LAILA: Te entiendo amigo, has estado mucho tiempo solo y necesitas igual que los árboles crecer, reproducirte y morir. Es hora de traer al mundo otros cucumbaguaycitos.

CUCUMBAGUAY: (apenado) Laila, déjame. Y todavía espero vivir un poco más.

LAILA: Mira, allá viene Yiribay.

CUCUMBAGUAY: ¿Sí? (se levanta y se arregla un poco)

LAILA: (riendo) No es cierto, pero dijiste que no te interesaba.

(En la  esquina de Ra).

RA: algo nuevo se me ocurrirá... ¿Pero, qué será?...  Recuerdo mi niñez, ya Orión era el líder de todo.

 (Flash back. Están Orión y Ra) 
(Ra niño ríe mientras patea a una pequeña lagartija).

ORIÓN: Oye Ra, hacer daño a los otros no debes, porque haciendo daño a ti mismo estarás.

RA: ¿Cómo sabes eso?

ORIÓN: Si algo en la vida aprendido he, es sin mirar a quien el bien hacer.

RA: Yo no soy tú. No quiero ser como tú, quiero ser mejor, quiero ser el Rey y llevar una corona.

ORIÓN: La grandeza por dentro se lleva, no por fuera.

RA: Cállate, no quiero escucharte.

ORIÓN: Todos me escuchan y tú también lo harás.

RA: Nooooooooo. Eres apestoso y eres un bicho.

ORIÓN: (inicia mutis) Algún día la razón me darás.

RA: Todos te la dan, pero yo seré diferente, iré siempre en contra de ti. Siempre.

(Vuelta del flash back).

RA: Mi paciencia se agota. Buscaré la forma de desaparecer del planeta a mi querido amigo Orión.

(Yiribay llega a donde están Cucumbaguay y Laila a punto de regar a los árboles).

LAILA: Hola, Yiribay.

CUCUMBAGUAY: (de espaldas a ella) Sí, ya no te creo Laila.

YIRIBAY: ¿Necesitan ayuda?

CUCUMBAGUAY: Sí.

LAILA: Bueno, con los árboles no, ya todos están muy bien, pero Cucumbaguay sí necesita algo.

YIRIBAY: ¿Qué?

LAILA: Cucumbaguay necesita compañía.

(Yiribay y Cucumbaguay riegan todos los árboles en una danza de la siembra y la cosecha que se convierte en cortejo).        
(Laila toma a Yiribay y la acerca a Cucumbaguay).

LAILA: Los seres de la misma especie deben estar juntos.

YIRIBAY: El maestro Orión me enseño muchas cosas que no sabía. Ahora aprendo de todo lo que me rodea. Es maravilloso ver nuevamente a los árboles y verlos con todo su esplendor, su gracia y su belleza.

LAILA: Se nota que aprendiste del maestro.

YIRIBAY: Ustedes dos lo lograron, nos han salvado a todos.

CUCUMBAGUAY: Pareces otra.

YIRIBAY: Soy diferente porque ahora veo lo que antes no había notado.

CUCUMBAGUAY: ¿Me ves a mí?

YIRIBAY: Sí, Cucumbaguay.

LAILA: Yo creo que debo ir a pasear.

YIRIBAY: Voy contigo. Quiero ver a todos los árboles.

CUCUMBAGUAY: ¿Nos volveremos a ver?

YIRIBAY: Es posible.

CUCUMBAGUAY: Y eso ¿Qué quiere decir?

YIRIBAY: (riendo) Que sí.

(Ambas salen, queda Cucumbaguay junto a los árboles. En otro extremo está Ra  y entra Orión).

ORIÓN: ¿Me buscabas?

RA: Aunque no lo haga te encuentro.

ORIÓN: Conmigo tu problema es, de no perjudicar a los demás trata.

RA: No me des consejos.

ORIÓN: El tiempo  crecer nos hace, seguir haciendo daño no puedes.

RA: Tú eres el que no puede seguir dirigiendo la vida de los otros.

ORIÓN: Tu vida solo tú dirigir puedes y no lo has hecho.

RA: ¡Claro! He tenido que ocuparme de ti.

ORIÓN: Ra, ya Laila lo ha dicho. Cada cual su lugar y su tiempo tiene.

RA: Vete de una vez, no quiero escucharte.

ORIÓN: En peligro a todos has puesto. Nublar tu mente el ansia de poder ha logrado.

RA: ¿Por qué hablas así? Me molesta. Todo lo que haces y dices me molesta.

ORIÓN: Una tregua hagamos.

RA: Eso quiere decir que gane, que te he vencido y vienes a negociar.

ORIÓN: Si tu ego satisface, bien está.

RA: ¡Apestas!!! Y eres un bicho asqueroso.

ORIÓN: Un insecto como otros soy.

RA: No, como otros no, eres un bicho que piensa y al que los demás siguen.

ORIÓN: A esta guerra ponle fin. Tú puedes a tus semejantes ayudar. En contra de la extinción lucha.

RA: Tengo que irme, es hora de comer y me aburres mucho con tu bondad. Yo soy terrenal y salvaje, eso no lo puedes cambiar Orión,  como tampoco cambiará mi odio hacia ti.

ORIÓN: Sin fin está historia queda siempre. (sale)

RA: ¿Extinción? Mi especie jamás morirá, somos los más aptos. (duda) ¿Extinción? Ese bicho apestoso siempre logra preocuparme. ¿Será que podemos desaparecer? Tendré que bañarme más a menudo para que las pulgas, garrapatas, piojos, liendres, sabandijas  y cucarachas salgan de mi cuerpo, afilaré mis garras y limpiaré mis dientes. (suplicando) Diosito prometo que no ensuciaré mi lindo pelaje al estrujarme en la tierra. Dejaré para otro día mi venganza, ahora tengo mucho que hacer.

(En la selva Yiribay encuentra a Cucumbaguay).

YIRIBAY: Por un momento creí que dejarías que Ra me comiera.

CUCUMBAGUAY: Eso nunca lo permitiría, te salvaría de cualquier cosa que quisiera hacerte daño.

YIRIBAY: Después entendí que era un truco para descubrir las intenciones de Ra.

CUCUMBAGUAY: Estaba seguro de que Ra no lo haría, él sí es un cobarde.

YIRIBAY: Gracias por salvarme.

(Entran Laila y Orión).

CUCUMBAGUAY: ¡Maestro! ¡Amiga!

ORIÓN: El cometido logrado ya hemos.

LAILA: (agitada) El futuro aguarda nuevas aventuras. Lugares que visitar, cuentos que contar, cosas por descubrir...

ORIÓN: Laila, querida, nunca cambiarás.

LAILA: Cucumbaguay, creo que tendremos compañía de ahora en adelante.

CUCUMBAGUAY: Si Yiribay decide quedarse con nosotros.

YIRIBAY: Pues claro, no tengo a donde ir.

ORIÓN: Por recorrer todos los caminos están. Inexplorada nuestra selva permanece, cuidarla y protegerla debemos.

CUCUMBAGUAY: Eso haremos maestro.

YIRIBAY: ¡Maestro!

ORIÓN: “Maestro Orión”

(Todos ríen, sale volando Laila hacia el público).

LAILA: (agitada) Algo está pasando en nuestra tierra. Salgo por aquí, entro por allá, doy la vuelta acá, miro hacia atrás y veo...y ¿Saben que estoy viendo? Gente, hay mucha gente que quiere venir a conocernos, son niños, y adultos también. Quieren conocer nuestra selva, que es la más bella del mundo.

(Entra música. Coreografía final con todos los personajes).


Fin


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