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Especialista en Teatro Venezolano

viernes, 14 de diciembre de 2012

Lucila Palacios




Teatro Venezolano para Niños

UNA ESTRELLA
EN EL RÍO

(Leyenda del Oro)




Nota: Por la importancia de la autora para la comprensión, sin sesgos, de nuestra historia teatral, ofrecemos aquí los dos siguientes textos que reflejan dos aspectos de su dramaturgia: "La máscara en la mano" (completa) y "Una estrella en el río" (fragmento).     



Libreto: Lucila Palacios
Música: Telmo Almada


Personajes:

EL NEGRITO
LA NEGRITA
LAVANDERA 1º
LAVANDERA 2º
LAVANDERA 3º
LA BRUJA EXTRANJERA
LA BRUJA DEL TRÓPICO
LA CAPERUZA ROJA
LA CENICIENTA
EL PRÍNCIPE DE LA BELLA DURMIENTE
EL REY DE BLANCA NIEVES
LA CULEBRA DE AGUA
EL CARIBE
LA TONINA
EL AMO
EL CURANDERO
Lavanderas y hombres del pueblo.



La acción se desarrolla en la selva guayanesa, en las márgenes del Río Yuruary.


Según una antigua versión regional, El Callao, nuestro pueblo minero, fue descubierto por la gente de un Hato cercano al Yuruary… El amo, en vista del hallazgo, quiso mantenerlo en secreto hasta lograr la explotación de la mina. Y por eso el sitio se denominó El Callao.
Esta leyenda popular ha servido de tema al presente ensayo para teatro infantil venezolano.


Lucila Palacios.



PRELUDIO ORQUESTAL

Atardece. Hay tonos de oro y violeta sobre los árboles. Fluye el río sonoro y a sus orillas, arremangadas las faldas anchas, cubiertas las cabezas con pañuelos de color, las lavanderas llenan de espuma las bateas grises en donde lavan, y alegremente cantan.

Música Nº 1

CORO.-                         Yuruary sin par
sus ondas serenas
son como cristal,
si la brisa pasa
se oye su cantar,
borda en sus riberas
azul claridad
la noche de luna
y el alba fugaz…


LAVANDERA 1º.-          Y las flores caen
con grato rumor,
sobre la corriente
cual barquitos son.

LAVANDERA 2º.-          Dicen que allá lejos
grandes barcos hay
que cruzan los ríos
y llegan al mar.

CORO.-                         Yuruary sin par.

LAVANDERA 1º.-          Las rutas marinas
yo quisiera ver.

LAVANDERA 2º.-          Los campos floridos
pienso recorrer.

LAVANDERA 1º.- (Pone a un lado la batea con un gesto de cansancio)
Estoy ya cansada
de tanto lavar.

LAVANDERA 2º.- (Secándose las manos en las caderas)
                                      Esta vida es triste
porque es siempre igual…

CORO.-                         Yuruary sin par.

(Llegan los negritos. El chico con su pantalón blanco arrollado en la rodilla, descalzo y con un sombrero de cogollo. La niña con una bata suelta de tela rameada. Se van acercando al grupo de lavanderas. Se meten dentro del río y cunde la alarma entre las mujeres)


Música Nº 2 que se enlaza a la primera.


LAVANDERA 1º.-          No ensucien el agua, chiquillos
el agua que límpida está.

LAVANDERA 2º.-          Idos muchachos traviesos.
¿A qué vinisteis acá?

NEGRITO.-                    Yo quiero también retozar
cual retozan la brisa y la flor.

NEGRITA.-                    Yo quiero en las ondas jugar
como juegan la luna y el sol…

(Las Lavanderas dan vueltas en torno de los muchachos y los empujan)
Del hato vinieron a pie,
muchachos atrevidos son,
la ruta pudieron hallar,
nos siguen sin son ni ton.

Terminemos pues de lavar,
se apaga el atardecer,
a obscuras vamos a quedar
y el camino hay que recorrer.

(Sigue la música sin palabras. Los negritos escapan del río. Las mujeres los siguen marcando el compás y ellos de repente penetran de nuevo en el agua, el negrito se inclina, recoge algo del fondo, lanza una exclamación y corre hacia fuera con una piedra dorada entre las manos. Las mujeres lo siguen. Él queda de pie junto con la negrita en el corro)

LAVANDERA 1º.- Negrito, ¿qué tienes entre las manos?

NEGRITO.- (Entusiasmado) ¡Una estrella! Una estrella que recogí en el fondo del río…

LAVANDERA 2º.- (Se abre paso entre sus compañeras y llega junto a los chicos) ¡Disparates! ¡Estás loco, muchacho!

NEGRITA.- Pues no parece… Ha encontrado un lucero… de veras.

LAVANDERA 1º.- (Se inclina a ver la piedra y se persigna) Pues no es mentira… ¡Esto relumbra!

(Todas las mujeres se apresuran a contemplar el hallazgo)

LAVANDERA 2º.- ¡Ave María Purísima! ¡Tiemblo de miedo!

LAVANDERA 1º.- (Se arruga el faldón con las manos nerviosas) Y yo lo mismo… ¡Un lucero! Un peazo del cielo dentro el agua.

LAVANDERA 3º.- (Con una exclamación) ¡Ay! yo lo sentí caé…

LAVANDERA 1º.- ¿Cuándo?

LAVANDERA 3º.- Anoche… ¿No lo recuerdas? Hubo tempestá… Aquel trueno horrible, horrible, que hizo temblá toa la tierra fue cuando descendió la estrella.

LAVANDERA 2º.- (Desconcertada) Botemos… botemos ese lucero del río.

NEGRITA.- Bótalo, negro.

(El Negro tembloroso aprieta la piedra contra su pecho)

NEGRITO.- Yo no lo boto… ¿Y si se revienta?

(Las lavanderas asustadas, dan vueltas en torno a los dos negritos)

LAVANDERA 1º.- (Rascándose la cabeza) Yo no sé qué hacé… (A lavandera 2º) ¿Y tú?...

LAVANDERA 2º.- Yo tampoco.

LAVANDERA 3º.- Creo que lo mejor es llamá al amo. Él decidirá. Sabe más que nosotros.

LAVANDERA 1º.- No. (Pensativa) A lo mejor este lucero está encantao y toas nos vamos a volvé murciélagos. (Decidida) Pero hay que di pa el Hato a dá la noticia. Los negritos se quedan aquí y cuidarán de la estrella.

NEGRITA.- (Consternada) ¡No! Yo no me quedo.

NEGRITO.- (Abrazando a la piedra pero con expresión aterrada) ¡Llevénme!... ¡No me dejen!

LAVANDERA 1º.- (Agarra a la negrita y la coloca al lado del negrito) Ustedes dos a obedecé… ¡hasta que regresemos!


Música Nº 3

CORO DE LAVANDERAS.-
En la noche llovió
aguacero de luz,
el cielo se enlutó
y el río que era azul
de pronto se volvió
cajita de marfil
y en secreto guardó
joya de oro y zafir.
Este lucero es
algo muy singular
y no puede seguir
seguir en donde está,
a lo mejor el río
se nos llega a secar
y entonces no podremos
ni beber ni lavar.

(Se enlazan por la cintura y corretean por todos lados)

Vamos, vamos ligero,
la noticia a decir,
antes de que la noche
nos pueda sorprender
tan cerca de la linfa,
de la gota de luz,
que bien puede ser fuego
de Dios o de satán.
Vamos, vamos ligero,
ahora que brilla el sol
y todavía el camino
es ruta de color
con las flores pintadas
sobre la fronda gris
y pájaros en vuelo
sobre el azul añil.


(Se van las lavanderas.- El Negrito pone la piedra dorada en el suelo y se acurruca junto a ella. La Negrita trata de seguir a las mujeres, pero se devuelve y se instala de pie al lado del negrito)


NEGRITA.- Tú tienes la culpa. ¿Pa qué sacaste ese lucero del río? Ahora tenemos que cuidarlo.

NEGRITO.- Bueno, yo no tengo miedo…

NEGRITA.- (Dudosa) No… ¿Y entonces por qué no lo querías botá?

NEGRITO.- (Perplejo) Pues… pues… ¡por ná!

NEGRITA.- (Arrodillándose junto al muchacho) ¿Y hasta qué hora nos quedaremos aquí?

NEGRITO.- Hasta mañana.

NEGRITA.- (Lloriqueando) ¿Toa la noche? ¡Yo me voy a morir del susto!

NEGRITO.- Bueno, ¿y qué importa? ¡Me moriré contigo!

NEGRITA.- (Abrazándolo) ¡Ay! ¡negrín del alma mía! ¿no nos volveremos murciélagos?

NEGRITO.- (Petulante) ¿Acaso aquí hay brujas? Y si viene alguna y nos encuentra… (El negrito se inclina y recoge un bejuco del suelo) con este palo le rompo las costillas.

NEGRITA.- (Asustadísima) ¡Cállate, negro! Mira que este oscuro… Sobre los árboles la luz del atardecer languidece. La piedra de oro lanza un chispazo…

NEGRITO.- (Abandona su gesto petulante y suelta el bejuco que esgrimía como un arma) ¡Me pareció que el lucero brillaba mucho!

NEGRITA.- (Colgada del cuello de su compañero) Siéntate y cuídalo…

NEGRITO.- ¡Siéntate conmigo!

NEGRITA.- Los dos juntos, por si viene la bruja…

(Se sientan al lado de la piedra dorada)



Música Nº 4 – Tema de la Bruja Extranjera.

(Sobre su escoba erizada, bajo un chorro de luz azul que ilumina todo, la Bruja Extranjera desciende ante los niños. Los rizos de oro le bailan sobre los hombros. Está vestida de negro y usa gafas. Lleva un cucurucho muy alto en la cabeza y una varita de plata en la mano. Los chicos se asustan al verla. El Negrito trata de recoger el bejuco, pero se le escapa de las manos. La Negrita quiere huir, pero la bruja la acorrala junto a su compañero y bailotea en torno de los dos)

BRUJA EXTRANJERA.-
Estos dos negritos
yo vengo a buscar
para regalarles
cosas sin igual,
todo lo que pidan
les concederé
pues para eso traigo
leche, vino y miel,
jarrones de laca,
juegos de marfil
flores en capullo
color de rubí.
Y unas golosinas
de rico sabor,
muñecas de cera,
carros de latón,
prendas destinadas
en mi mundo irreal
a los lindos chicos
que suelen vivir
a orillas del río
y la fronda gris
junto al agua clara
de espuma sutil.

(Mientras la bruja baila y canta, los dos niños sobresaltados se aprietan uno contra el otro ante la piedra dorada. La Bruja deja de bailar, y da brinquitos junto a los muchachos y ríe a carcajadas)


BRUJA EXTRANJERA.- Muchachos, nada de tenerme miedo. Yo soy amiga de ustedes.

NEGRITO.- (Con voz temblorosa) Pero… ¡nosotros no te conocemos!

NEGRITA.- (En un arranque de valentía) ¿Cómo te llamas?

BRUJA EXTRANJERA.- Soy una bruja.

NEGRITA.- (Casi al oído de su compañero) ¿No te lo dije yo? ¿No ves cómo ha venido?

NEGRITO.- Si eres una bruja, ¿cuál es tu nombre?

BRUJA EXTRANJERA.- No tengo nombre. Pero figuro en todos los cuentos extranjeros. Tú sabes, negrito, en esos cuentos donde hay princesas y reyes y palacios.

NEGRITA.- (Palmoteando) ¡Qué bonito! ¿Eres una bruja de veras?

BRUJA EXTRANJERA.- ¡Claro!

(La Negrita trata de acercarse a la bruja, pero el Negrito la hala por un brazo)

NEGRITO.- Te quedas quieta o ¿quieres que use el bejuco?

NEGRITA.- Voy a ver de cerca a la bruja.

NEGRITO.- ¡Acuérdate de la estrella! No la podemos dejá…

BRUJA EXTRANJERA.- (Mira hacia el trozo dorado que está en el suelo) ¡Ay! ¿Y qué es eso tan lindo? ¿No me lo dejas ver?

NEGRITO.- ¡No!

BRUJA EXTRANJERA.- (Sin dejar sus saltitos) ¡Oh! ¡Yo tengo cosas mejores! Y te las había traído de regalo.

(El Negrito se fija en la mano que extiende la bruja hacia la piedra)

NEGRITO.- ¡Quita! ¡Tienes las uñas muy largas! Ni te doy la estrella ni quiero lo que traes…

BRUJA EXTRANJERA.- (Desdeñosa) Como gustes. Pero a la negrita le encantaría ver los juguetes.

NEGRITA.- (Curiosa) ¡Juguetes! ¿Y dónde están?

BRUJA EXTRANJERA.- Te los voy a mostrar con mi varita.

(La Bruja da un golpe en el suelo con la varita de oro. El espacio en que ella y los niños se mueven se ilumina en azul. Y entre música y ruido de cascabeles del fondo de la tierra surge una caja de plata. Los Negritos al verla huyen asustadísimos. En el suelo delante de la caja permanece la piedra dorada).


(Fragmento)