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Especialista en Teatro Venezolano

miércoles, 8 de mayo de 2013

Rafael Bolívar Coronado



ALMA LLANERA
(Zarzuela en un cuadro)
Estrenada en 1914


Caracas
Tipografía Americana
1915



Original de:
Rafael Bolívar Coronado

Música del maestro:
Pedro Elías Gutiérrez



Presentada con éxito en los teatros de Caracas, Valencia, Puerto Cabello y Barquisimeto.



(Ofrecemos aquí un fragmento del texto)



(Casa en un camino real en las pompas de Apure)

(Entra Cubito cautelosamente por el lado izquierdo del camino [Izquierda del actor]. Casilda cantando por la puerta del fondo. Cubito la advierte y le hace señas de que se acerque).


Cubito y Casilda

CASILDA.- (Distraída)
Anoche a la media noche,
a media noche sería,
los gallos que manudeaban
y yo que me despedía.

CUBITO.- ¡Chist! ¡Chist!... ¡Casilda!

CASILDA.- ¡Ah!... ¿eres tú?

CUBITO.- (Sonriendo) ¡No!... el diablo…

CASILDA.- ¡Un zángano!... ¡pocas calamidades jaces pasá a la pobre Rita!

CUBITO.- ¿Ahí tá ella?

CASILDA.- ¡Sí!

CUBITO.- ¿Y ñó Manuel?

CASILDA.- Pué… pué… se jué esta mañana pal Yagual, y entoavía no ha regresao…

CUBITO.- ¿Y Rita no va pal joropo?

CASILDA.- Pué… pué… ella iba a dí… pué… se la ha pasao aguardando tóa la tarde a las negras del Paso que ofrecieron venila a buscá y no aparecen esas confiscás.

CUBITO.- ¡Mardita sea!...

CASILDA.- (Haciéndose la señal de la cruz) ¡Ave María Purísima! ¡cristiano!... ¡te vas a condená!...

CUBITO.- (Con abatimiento) Casilda… Tú no sabes… tú no sabes Casilda, ¡lo que yo me desespero!... si Rita supiera los martirios y las jojanas que yo aguanto por ella…

CASILDA.- ¿Y te imaginas tú que ella no sufre también? Su páe le ha ofrecío rómpele las costillas, por ti… y Migué… ¡se lo dice tóo a la señá Enriqueta!

CUBITO.- ¡Desgraciao!... ese hombre me va a rebosá…

CASILDA.- ¡No le pongas cuidao a Migué!… ¡es que él ta celoso porque Rita no lo quiere a él sino a ti! (Ruido de pasos) ¡Viene la señá! (Con azoramiento trata de irse; pero Cubito la retiene un momento)

CUBITO.- Dile que yo ando por aquí mesmo.

CASILDA.- ¡Pues güeno! ¡güeno!... yo estoy expuesta a que lo sepa ñó Manué y me aserraje un capachazo… ¡no vayas a decí ná!... (Cubito se oculta rápido. Casilda váse por la puerta del fondo, cantando distraídamente, y al desaparecer, Rita y Enriqueta salen por la puerta que se supone puerta de pulpería)

CASILDA.- (Alejándose lentamente)
La estrella en el cielo
la luna en el carrizal,
boquita de caña dulce
¡quién te pudiera besar!...
(Mutis)


Enriqueta y Rita

ENRIQUETA.- (Colocándose la mano a manera de pantalla sobre las cejas, y encimándose a ver a lo lejos del camino hacia la izquierda del actor)
¡Esa gente tarda, hija!... ¡sale una desnúa por ese camino y nadie la ve!

RITA.- Mamá, ¿no habrá pasao algo?

ENRIQUETA.- Lo más fácil… el que bebe aguardiente no anda bien despachao…

RITA.- ¡Jesús credo, mamá, las cosas!

ENRIQUETA.- Es que no pué sé de otro modo, mijita, no pué sé… entre los fulanos perros y la política, van a acabá con nosotros.

RITA.- ¡Si Dios no mete su mano!

ENRIQUETA.- ¡Ah... se me ocurre una idea! ¡ya se me ha ocurrío dos veces!... ¿No te parece que le echemos vidrio molío en el sancocho a esos condenaos bichos carnosos, a ver si se mueren y salimos del infundio de tu páe por las fulanas cacerías?

RITA.- (Toda atribulada y como temiendo ser oída) ¡Jesús credo, mamá, si lo llega a sabé mi páe, nostá dando to este veneno y parte del otro!

ENRIQUETA.- (Contagiada del miedo de la hija y pasándose las manos por las costillas) ¡No seas escandalosa, muchacha! ¡Dios me sarve el lugar! (Haciéndose la señal de la cruz) ¡Ave María Purísima! ¡Vaya un modo de mirar las cosas!... ¡Barajo contigo, muchacha!

RITA.- Yo lo que le digo es la realidá… (Tornando a ver hacia el camino [Izquierda del actor]) ¡Vámonos pa entro!... ¡Ellas vendrán cuando les de su gana! (Caminan hacia la puerta del fondo, vuelve Rita y otea de nuevo) ¡Oiga.... allá se mira una polvacera! (Enriqueta entra por la puerta del fondo y al ser llamada por Rita, vuelve presurosa). ¡Mire, mamá! ¡mamá!...

ENRIQUETA.- (Devolviéndose a atenderle precipitadamente) ¡Vaya un espaviento!... ¡Caramba!... ¡Si te has güerto una perica!... (Pausa) ¡No mujé… no son ellos… son los peones de don Pancho Elías que vienen pal Paso con las potrancas que esapartaron esta mañana!

RITA.- (Con desespero, pateando fuertemente) ¡No vienen!... ¡se va a sé tarde!... (Con mimo) ¡Yo quiero dime!

ENRIQUETA.- (Chuleándola) ¡Yo quiero dime!... pero no pué dice… pá la canfínfora esa, porque llega su páe y me quiebra las costillas si no la encuentra en su casa!

RITA.- (Llorosa) ¡Mardita sea!

ENRIQUETA.- ¡Muchacha!

RITA.- ¡Mardita sea!

ENRIQUETA.- ¡Cállate! (Vánse por la puerta del fondo) (Mutis)

(Sale Miguel por una de las puertas de la pulpería, arrastrando perezosamente un taburete. Se acerca a la concha, bosteza, extiende los brazos y luego se sienta. Saca la vejiga, extrae de ella un pedazo de tabaco en rama, le da dos dentelladas y lo guarda)

MIGUEL.- Y lo que soy yo… ¡les dejo el pelero! Este no es mi reino… pasándomela too el santo día dándole sombrerazos a las moscas en ese mostrador… ¡y esa gusaná!... ¡la condená tasajera que mientras más limpio, más queresa coge! Y la tal Rita, enamorá… ¡Mardita sea! Ya no jayo modo de dentrale… primero era una guabina… ahora se ha vuerto un temblador… cuando la toco… va a acá y allá… ¡no le resurto! (Dándose una palmada) ¡Pero… caramba, cómo hiciera yo pa jacele comprendé a esa criatura que lo mejor que pué jacé es dejá a ese pollo pelón y quereme a mí!... ¡Se güerve loca por el desgraciao!... ¡Ese fulano Cubito! ¡Mardita sea su arma!... ¡Ese hombre tá bailando en un tusero conmigo!... (Pausa) el páe, empeñao en que debo vigilala, la máe, empeñá en que debo ponéme ciego… y ahí es ná… ¡la señora como que le gusta corré con la silla!... ahora le ha dao en decí que yo y que soy muy simpático… ¡yo no masco esa galleta!... ¡y mojosa, mucho menos!... Yo… aunque sea feo el decilo… soy como el generá Loreto Lima: ¡no quiero fiestas ni con ancianos ni con muchachos! (Se oyen voces: ¡Miguel! ¡Miguel!) Guá, ¿será que el cochino le cayó a diente al chiquero? ¡Esas mujeres son más espavienteras!... ¡siempre tan como que han comío pichón de guaca!... (Salida de Casilda)




Casilda y Miguel

CASILDA.- ¡Pero cristiano!... ¿No escúchas que te están llamando?

MIGUEL.- ¿Pa qué?

CASILDA.- ¡Pa que vengas a sacá el verráco, que se quedó atracao en la jorqueta!

MIGUEL.- ¿Y por qué no lo sacas tú?

CASILDA.- ¡Porque no me da la gana!

MIGUEL.- ¿Y tú qué te has creído? ¿A ti no te han quebrao un cacho nunca?

CASILDA.- ¡Pégame! ¡Pégame! (Encimándosele con provocación) ¡no ve que tú sabes cuántos bizcochos me comí yo cuando me crié!

MIGUEL.- ¡Te quiebro un cacho! (Se carean)

CASILDA.- ¡Siá lambe platos! (Váse. Mutis)


Miguel, (solo)

MIGUEL.- ¡Miren, la peine perdió ésta!... ¡Yo voy a tené que arrastrarle las costillas a esta mujé!... ¡y al fulano Cubito, el novio e Rita!... y es que esta cotúa anda aconvoyá con el muérgano ese… ¡pero van a tené un parto morocho conmigo! (Pausa pequeña)
Pero… ¡Güeno! ¡Güeno! ¡Todo está bien!... ¡la cuestión es que en una de esas descubra ño Manué el patuco y los ponga a jácese la señal de la cruz con el rabo, a la máe, a la hija y al espíritu santo!... Porque yo les voy a decí una cosa… ese viejo no sabrá rezá… pero sabe echá palo… ¡y colegío e un muerto vestío e payaso! ¡Ah! ¡Sí! Ése se va a bozal ligero y… ¡párese pa que coma cobija!... (Fingiendo sentir ruido por el camino, lado derecho del actor). ¡Guá! ¡Guá! Allí viene el niño Joseíto con los peones… Esa gente voló… ¡No ha pasao un mes que se fueron con el ganao que iban a embarcá pa Cuba!... ¡y ya están de güerta! ¿Cómo le fue, niño? ¿Cómo le fue?... ¡Choque al tranquero poray mesmo! ¡En la ramá del patio puen acomodá las bestias!... (Torna a entrar por la puerta del fondo, encontrándose con Enriqueta y Rita que salen)


Miguel, Enriqueta y Rita

MIGUEL.- (Con entusiasmo) ¡El niño Joseíto!... ¡El niño Joseíto, señá Enriqueta!

ENRIQUETA.- ¡Qué ligero!

RITA.- (De mal modo, desdeñosamente) Vaya pué a ayudalos a desensillá…

MIGUEL.- Voy, niña, voy… ¡no me maltrate!

ENRIQUETA.- Anda pues.

RITA.- ¡Vaya un leguleyo!

(Mutis de Miguel)

ENRIQUETA.- ¡Pobre muchacho!

RITA.- (Yendo a otear por el lado izquierdo del actor) ¡y no vienen!

ENRIQUETA.- (Hablando recio como para que la oigan adentro) ¡Pongan las monturas en el sillero de arriba!... ¡cuidao con los perros!

RITA.- ¡Y no vienen! (Con impaciencia) ¡a las diez de la noche vendrán!

ENRIQUETA.- (De mal modo) ¡Jesús muchacha! ¡Parece que nunca has dío a un joropo! ¡Se vuelven locas las muchachas de ahora por esos bohinches!

RITA.- ¡Lo mesmo sería usted!

ENRIQUETA.- ¡Calla la geta, grosera!

RITA.- ¡Le digo la verdad!...


Los dichos, Miguel, Joseíto y dos peones sabaneros
(que salen alegremente por la puerta del fondo)


ENRIQUETA.- (Hacia ellos) ¡Güeno!

RITA.- ¡Güeno!

PEÓN II.- ¿Cómo le ha dío… señá Enriqueta?...

PEÓN I.- (A Rita) ¡Palo e muchacha!

JOSEÍTO.- ¡Viva la moza más florida que tiene Arauca! (Cambia un apretón de manos con Rita. Los peones agasajan a Miguel y a Enriqueta)

RITA.- (A Joseíto) ¿Cómo le fue, niño?

JOSEÍTO.- Pues deseando regresar para ver la luz de esos ojos.

RITA.- ¡Usté pa cicatero!

JOSEÍTO.- ¡Estás cada día más linda!

MIGUEL.- (Aparte) ¡Y más cachalera!

ENRIQUETA.- ¡Ella lo estaba recordando ayer!

MIGUEL.- (Aparte) ¡Ahí va la vaca vieja!

RITA.- (A Joseíto) ¡A usté no se le pué creé ni el creo!

JOSEÍTO.- ¿Y por qué, hija mía, cuando yo te admiro tanto?

ENRIQUETA.- (Volviéndose a los peones) ¿Ustedes muchas conquistas por esas tierras?

PEÓN I.- ¡El fresco es jobo!

PEÓN II.- ¡Cacho por toas partes!

ENRIQUETA.- (Al peón I) ¡Aquí nos dijeron que tú te ibas a casá en El Baúl, José! ¿No es verdá Rita?

RITA.- ¡El mesmo!

JOSEÍTO.- ¡Qué va!... ¡ése es lo mismo que yo… de su tierra!

PEÓN II.- Ese es de los que llegan al tranquero, le dan con el cacho a las trancas… ¡y se sientan pa trás!

ENRIQUETA.- ¡Caramba, con ustedes, cristianos!

PEÓN I.- Le voy a decí, señá Enriqueta… ni aquí… ni allá, ni en el cielo: el matrimonio, pal que tiene rial… pal pobre, resurta más pesao que una vaca torrealbera… yo a toas las que pasan por mi lao les jago el claro… siga su rápido vuelo… si hubo… hubo, y a pescá a otro charco… Eso de que venga un confiscao cura y con cuatro lenguarás me eche la soga al pezcueso por toa la vía, es cosa que no dentra conmigo… la mujé que más me gusta es la india Juana, ¡y esa no me lleva al altar mayor, ni nariciao!... A toa la que se deja, la agarro por las mechas y me la llevo arrastras; ¡pero no pa la sacristía!

JOSEÍTO.- ¡No tanto, hijo!... ¡Já! ¡Já! ¡Já!

ENRIQUETA.- ¡Caramba contigo! ¡Te has puesto más seco que un tasajo de chigüire en semana santa!

JOSEÍTO.- (A Rita) ¡Ya has aprendido la canción que te di en el viaje pasado?

RITA.- (Bajando los ojos con candorosa humildad) Sí, señó…

ENRIQUETA.- ¡Las cosas!

JOSEÍTO.- ¡Bueno! ¡Eso vale un macizo de las más fragantes rosas sabaneras! Hay que oírla… ¡Miguel!

MIGUEL.- (Volviéndose rápidamente) ¡Señó!

JOSEÍTO.- ¡Trae la guitarra! (Sale Miguel y regresa a poco)

PEÓN I.- ¡A cantá, Ritica!

PEÓN II.- (Palmoteando) ¡Esa canción! 

(Todos se vuelven a Rita entusiasmados)

PEÓN I.- ¡Vamos a vé!

JOSEÍTO.- ¡Alegría sabanera!

RITA.- ¡Jesús con ustedes!, ahorita no canto ná.

(Miguel sale con la guitarra, acerca el taburete y la entrega a Joseíto)

MIGUEL.- ¡Aquí tá!

JOSEÍTO.- ¡Esa voz de flauta encantadora!

RITA.- (Canta)
Yo nací en esta ribera,
del Arauca vibrador,
soy hermana de la espuma,
de las garzas, de las rosas,
          y del Sol, y del Sol!

Me arrulló la viva diana
de la brisa en el palmar,
y por eso tengo el alma
como el alma primorosa
      del cristal, del cristal!

Amo, lloro, canto, sueño
con claveles de pasión,
para ornar las rubias crines
al potro de mi amador.

Yo nací en una ribera
del Arauca vibrador,
soy hermana de la espuma
de las garzas, de las rosas
         y del Sol, y del Sol!

JOSEÍTO.- (Enfáticamente) ¡Así, caramba!

PEÓN I.- ¡Eso es lo se empaqueta!

RITA.- ¡A usté pa lisonjero!

PEÓN II.- ¡Güeno! ¡Güeno!

JOSEÍTO.- ¡Viva la alegría, la música y las rosas!

ENRIQUETA.- ¡Esa es muy hija e su máe!...

MIGUEL.- (Aparte) A ninguno le pesa el haber nacío…

ENRIQUETA.- Güeno, hijos… güeno… ¡vamos a vé que se come!... ¡Casilda!

CASILDA.- (Saliendo por la puerta del fondo) Mande, señá.

JOSEÍTO.- ¿Y qué se come por aquí?

CASILDA.- Poray se consigue pajarilla e ré, güen chigüire… unos plátanos jartones revolcaos en manteca.

MIGUEL.- (Aparte) En un espinero te revolcaría yo a ti…

ENRIQUETA.- ¡Tenemos de tóo, niño!

MIGUEL.- Y si no hubiera ná se ponían al fogón las tripas de la cocinera.

CASILDA.- ¡Junto con la de tu máe!...

MIGUEL.- ¡Esta guacharaca!

(Vanse todos, menos Miguel)


Miguel


(Oteando el camino por el lado izquierdo del actor). ¡Hola! ¿allá viene ñó Manuel!... ¡Y qué solera trae!... ¡qué polvacera!... ¡Guá! Y como que va a entrá por la puerta del corral… sí, (Corriendo hacia el interior) …¡cá mochuelo a su olivo! (Con sorna) yo no estorbo entre mis garrafones vacidos… en otra parte lo más fácil es que sarga con un cacho quebrao… ¡ese viejo siempre está como una guacharaca cogía por la cola! (Mutis).